martes, 5 de agosto de 2025

AREA DE SAN ROMAN

Plaza de San Román.

Situada en la confluencia de las calles Enladrillada, Socorro, Peñuelas, Sol y Matahacas, la Plaza de San Román ha conservado inalterado su nombre desde la Edad Media. Debe su denominación a la iglesia homónima, cuya portada principal, orientada hacia este espacio, constituye uno de sus elementos más reconocibles. En ella se conserva un azulejo histórico de la época del asistente Olavide, en el que se puede leer: “Puerta de San Román”.

En algunas ocasiones aparece también con el nombre de Plaza de la Cruz, apelativo compartido con otros enclaves del casco histórico. Este nombre proviene de una cruz de hierro que, desde los tiempos de la peste, presidía el centro de la plaza, asentada sobre una peana y rodeada por una verja. Esto responde a que esta plaza fue, como tantas otras vinculadas a iglesias parroquiales, antiguo cementerio de la feligresía. A permanecido en la plaza hasta comienzos del siglo XIX, cuando fue retirada y colocada en un retablo mural en el interior de la iglesia.

Plaza de pequeñas dimensiones, posee una planta irregular y abierta, particularmente en la confluencia con Peñuelas.

Desde 1812, los vecinos reclamaron reiteradamente la instalación de una fuente pública, ya que, según alegaban, "sus pozos por lo general son de aguas crudas y salobres", y en verano llegaban a secarse. No fue hasta mediados de la década de 1850 cuando se atendió esta petición, y la fuente permaneció en funcionamiento, al menos, hasta 1910.

En cuanto a las edificaciones que dan directamente a la plaza, destacan la propia iglesia parroquial y dos viviendas situadas frente a ella, de modestas proporciones. 

La iglesia de San Román, de estilo gótico-mudéjar (ver), presenta tres naves y conserva su portada original, con arco apuntado y arquivoltas, correspondiente a la primera fase constructiva. Fue restaurada en 1356 y nuevamente tras el incendio que sufrió en 1931.

El poeta Rafael Montesinos (ver), vecino de la cercana calle Peñuelas, evocó la plaza en su obra “Los daños irreparables con estas palabras: “Sé que, si andando por mi memoria me asomo a ese balcón, volveré a ver allá en el fondo de la plaza los muros quemados, renegridos de la parroquia de San Román”.

Durante siglos, este enclave fue el corazón de uno de los barrios más densamente poblados y populares de Sevilla, habitado por los estratos más humildes de la sociedad: artesanos, lavanderas, obreros, y también personajes de cierto carácter arrabalesco, como los guapos y valentones.

A partir de la década de 1960, la plaza y su entorno comenzaron a despoblarse progresivamente, en favor de las nuevas barriadas periféricas.

El también poeta Juan Sierra, en su libro “Sevilla en Silencio, ofreció una imagen vibrante y festiva del lugar: “La plaza de San Román es un violento tumulto rizado de alegría. La luz rebosa en globos de colores y cristales de fresca manzanilla”.

En la actualidad, aún puede encontrarse en sus inmediaciones una pequeña tienda donde se confeccionan y venden capirotes de nazareno, símbolo inequívoco de la devoción cofrade del barrio.

Artesanía Rodríguez

En la pared del bar “el Uno de san Román”, actualmente cerrado, una placa recuerda que Manolo Caracol (ver) le cantó al Cristo de os Gitanos.

Placa de Manolo Caracol

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