AREA DE MACARENA-FERIA
Calle Parras.
De Relator a Escoberos. Por la derecha desembocan
Talavera y Sagunto.
Por lo menos desde comienzos del siglo XV es
conocida con el nombre actual, oscilando entre sus formas singular y plural.
Dicha denominación debe responder a la existencia
de un ejemplar de esta planta en alguna casa
de la calle.
En los padrones de
Omnium Sanctorum (1435-1483) aparece un Mesón de la Parra.
Es calle larga,
según González de León (1839) llegaba hasta la
muralla, lo que no confirman los planos
anteriores ni coetáneos. En 1873 existía un proyecto de prolongarla hasta la muralla que no llegó a realizarse.
A ella daba la trasera del antiguo convento de San Basilio
(ver).
Posee también cierta anchura, sobre todo en comparación
con las colindantes; característica que es antigua,
ya que el citado autor alude a ella, si bien en su arranque
se efectuaron algunos retranqueos de línea a
finales del pasado siglo y comienzos del actual, conservándose un testigo de la primitiva alineación.
Tiene el Premio Demófilo a las Artesanías,
Oficios y Labores de la Semana Santa.
Parras número 2. La carbonería
El actual encargado y propietario es Luis
García Astola que pertenece a la cuarta generación de la familia que mantiene
este negocio como la “Ultima Carbonería de Sevilla”.
El local era un molino de trigo cuando su
bisabuelo lo convirtió en despacho de carbones, que era un negocio floreciente a
principios del siglo XX.
Se trasladaba el carbón sobre las angarillas
de un burro hasta la plaza de la Campana que era el punto de venta.
Su abuelo realizó la edificación del actual
edificio regionalista bajo la dirección del arquitecto Francisco Pérez Bergalí.
La planta baja se destinó para almacén y despacho de carbón, mientras que las
dos primeras plantas se diseñaron como viviendas, que quedaron dentro de la
familia, hasta que uno de los herederos ha vendido uno de los pisos a una nueva
familia.
La familia mantuvo varios negocios de
carbonería entre san Marcos y san Luis, de las que solo queda esta de la calle
Parra.
Actualmente, Luis ha decorado las paredes del
local con distintos chismes de uso en el pasado, como serones, herramientas,
bombas de aire, bombonas de petróleo, peso romano, palas, así como poster y
carteles de películas clásicas y de conciertos. Ha creado la Asociación
Científico-Cultural Cisco de Picón, con 120 socios, que organiza cada domingo
recitales de poesía, presentaciones de libros, emisión de documentales, charlas
de divulgación y otros eventos culturales.
Parra número 8.
En ella vivió Don José Tirado Figueroa Medico General y Dermatólogo muy
querido por el barrio.
Parras número 9.
Se corresponde con el antiguo Convento de san
Basilio (ver), en ella se fundó en 1595 la hermandad de Nuestra Señora de la
Esperanza y exhibe un retablo de la Virgen.
Parras número 17.
Exhibe un azulejo de Nuestra Señora de la
Esperanza Macarena con la leyenda: “Adiós, gitana bonita la del color bronceáo
gitana pura y bendita por tó los cuatro costaos”.
Parras número 22.
Con un azulejo dedicado a Marta Serrano “La
Saetera” que incluye a otro que hace alusión a la salida de la virgen y retraso
de la vuelta por causa de la lluvia: “Te fuiste por cuatro días y tardas siete
en volver madre mía Macarena no nos lo vuelva a hacer”.
Estos azulejos pertenecen a las saetas de 1964 que le cantó en
el camino a la Coronación Macarena. Coronación que se iba a celebrar en la
Plaza de España, pero las inclemencias del tiempo no acompañaron y se celebró
en la Catedral. Debido a que seguía lloviendo la Macarena pasó una semana en la
Catedral, lo que provocó que los macarenos “regañaran” cariñosamente a su
Virgen con aquella saeta.
Parras número 28.
Hace esquina con Sagunto y se corresponde con el Hotel San Gil, un cuatro estrellas catalogado entre los cien edificios
mejor conservados de la ciudad. Es un edificio que sobresale del conjunto, pues
es una casa palacio de 1900 obra de Espiau. Representa un nivel social superior
al del resto del caserío, que es mayoritariamente de dos plantas en las que se
conservan y de tres en las rehabilitadas.
Parras número 30.
De la familia Fernández Almancha con un azulejo
dedicado a Nuestra Señora de la Esperanza de la Macarena.
Parras número 31.
Con un azulejo dedicado a la Virgen del Rocío
y otro que recuerda a Miguel Loreto, como “eterno capataz del Señor de la
Sentencia”.
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