viernes, 2 de febrero de 2024

 AREA DE MACARENA-FERIA

Plaza Calderón de la Barca.

Plaza Calderón de la Barca. A la izquierda el palacio de los marqueses de la Algaba, al fondo la iglesia de Ómnium Sanctórum y a la derecha el Mercado

Desde el siglo XIII se le conoce como plaza de la Feria, por ubicarse en ella un mercado semanal.

Aunque Margado habla de la plaza de Omnium Sanctorum, aquel topónimo lo conservó hasta 1868, en que fue sustituido por el de Serrano, en honor del general Francisco Serrano Domínguez, duque de la Torre, designado regente del reino tras la caída de Isabel II ese mismo año.

En 1869 se le cambió por el de Calderón, en recuerdo de Pedro Calderón, casi desconocido escultor del siglo XVI, que participa en la ampliación del monumento de la Catedral.

Finalmente, en 1931 se le dio el actual en memoria de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), dramaturgo, autor entre otras obras de “La vida es sueño”, quizás porque la coincidencia de apellidos y lo desconocido del primero hizo que se le identificase con el segundo, y de ahí que se le completase más adelante el apellido.

El diseño de esta plaza aparece enmascarado por el complejo de edificios del mercado (ver) y de la iglesia, que ocupan una buena parte del espacio público. Con el tiempo ha adquirido una forma sensiblemente rectangular de la que carecía en principio.

Su frente de poniente se abre a la calle feria; el meridional está cerrado por la parroquia de Omnium  Sanctorum (ver), algo diagonal con relación al eje de la plaza, adosada a la cual estaba el cementerio; el oriental, por la fachada de la casa-palacio de los marqueses de La Algaba (ver); y el septentrional, que es el único ocupado por casas, cuya linealidad es resultado de operaciones realizadas durante siglos, ya que careció de ella, como se puede ver en el plano de Olavide (1771) y otros posteriores, hasta finales del siglo XIX.

En este frente poseía soportales en los siglos XV y XVI. Aparte de las calles que conforman la plaza, al menos hasta el siglo XVI existió una barrera a la entrada de Amargura, que acabó integrada en la casa-palacio, y cuyo arranque es hoy perceptible.

Por las necesidades del mercado a mediados del siglo XV se construye una cisterna y posteriormente se le dota de una fuente, adosada a la iglesia, que se conservó hasta finales del siglo XIX, y que, según un documento de aquella centuria, poseía dos leones de metal.

Fachada principal del palacio de los marqueses de la Algaba

Fachada posterior del Mercado de Feria

Azulejo conmemorativo de la finalización de obras del Mercado de la Feria

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