AREA DE SAN VICENTE-MIGUEL DEL CID-TEODOSIO
Plaza de Rull
Durante siglos se identificó distintamente
como plazuela del Garzo (actual García Ramos) y de san Vicente. A principios
del siglo XVIII aparece documentada como plazuela de la Botica, al situarse
frente a ese establecimiento de la calle san Vicente. En 1868, se rotuló de
Rull, en memoria de un guardia marino muerto en la Campaña del Pacifico.
Vista
desde la calle san Vicente
Guerra del Pacifico
La guerra
hispano-sudamericana fue un conflicto bélico naval que enfrentó a España con varias de sus antiguas posesiones en
América del Sur, Chile, Perú, Bolivia y Ecuador entre 1863 y
1866. Los últimos dos países, a falta de medios, no participaron militarmente,
pero dieron apoyo político a los primeros y le negaron el abastecimiento a la
flota española.
El detonador fue una reyerta entre civiles peruanos y españoles.
Se había tratado de un altercado entre unos inmigrantes españoles, de origen
vasco, y un terrateniente local y en el hecho, acaecido en Talambo, fue
asesinado uno de los españoles, el 4 de agosto de 1863.
Las autoridades españolas exigieron la restitución del prestigio
patrio, y cuando el gobierno peruano se negó a aceptar las condiciones
españolas para la solución del impasse, las Islas Chincha, fuente
principal de las recaudaciones fiscales, fueron ocupadas el 14 de abril de 1864
por los marinos españoles, donde establecieron una base de operaciones.
El gesto buscaba demostrar al gobierno peruano que se haría cuanto
fuera necesario para restablecer el orgullo nacional herido, gesto al que se
unió la partida desde la Península de nuevas unidades navales, por si era
necesario entrar en conflicto. Partieron así las fragatas Blanca, Berenguela y
Villa de Madrid con rumbo al Pacífico.
El entonces Presidente del Perú, don Juan Antonio Pezet determinó
que su escasa Armada no sería capaz de batirse con la española, por lo que consideró
la claudicación como la opción más prudente.
Así, el 27 de enero de 1865 se firmaba el Tratado Vivanco-Pareja
(el almirante Pareja fue el sustituto del almirante Pinzón, y el General Manuel
Ignacio de Vivanco fue el representante de la República del Perú), a bordo de
la fragata Villa de Madrid, por la que el Perú se comprometía a pagar al Reino
de España 3 millones de pesos como compensación por la afrenta sufrida, ambos
países rendirían honores al pabellón contrario, como símbolo de respeto mutuo y
las fuerzas españolas abandonarían las Islas Chincha.
Pero, como consecuencia de la firma de este tratado, el 28 de
febrero de 1865, en Arequipa, se sublevó el Coronel Mariano Ignacio Prado,
encabezando el descontento que dicho tratado ocasionó por todo el Perú. La
sublevación concluyó con un golpe de estado y el Presidente de la República,
Juan Antonio Pezet, pidió asilo a Gran Bretaña, y embarcó en un buque británico
rumbo al exilio. El nuevo gobierno quedó al cargo del exitoso Coronel Prado,
que pasó a ostentar el cargo de Jefe Supremo de la Nación.
Por supuesto, el nuevo gobernante invalidó el acuerdo con España,
buscando el apoyo de otras repúblicas suramericanas. Chile, declaró la actitud
española de colonialista, y envió armas, municiones y voluntarios a Perú, contra
los "imperialistas españoles", y se negó a abastecer a los buques. La
respuesta española fue declarar el bloqueo naval de Chile, y el 25 de
septiembre de 1865, Chile declaraba la guerra a España y firmaba con Perú el
Tratado de Alianza Ofensiva y Defensiva, al que se unirían posteriormente
Ecuador y Bolivia, constituyéndose una gran alianza sudamericana.
Los sucesos más famosos de la campaña,
fueron los bombardeos del Callao y de Valparaíso, los combates
navales de Papudo y Abtao y en especial la primera vuelta al mundo de
un buque acorazado: la Fragata Blindada "Numancia".
Bombardeo de Valparaiso. 31 de marzo de
1866
Las hostilidades terminaron a mediados de 1866, con la firma de un armisticio en 1871. Los
tratados de paz se firmaron de forma bilateral entre cada país sudamericano y
España en los años 1879 (Perú y Bolivia), 1883 (Chile) y 1885 (Ecuador).
Las consecuencias económicas para Perú y Chile fueron desastrosas.
Por un lado, el enorme gasto en armamento que ambos países tuvieron que
realizar, desangró a ambos países, y en el caso de Chile, se vió especialmente
agravado con el hundimiento de su flota mercante en Valparaíso, pagando un
fuerte tributo por su ayuda a Perú, con el que posteriormente terminaría
enfrentado.
El conflicto se generó en un periodo de continuas intervenciones
de las potencias europeas en los territorios de las nuevas repúblicas
americanas, problemas diplomáticos pendientes, deudas impagadas y conceptos de
honor inadecuados para la libertad de prensa y la destructividad de las armas
alcanzados a mediados del siglo xix.
En esas circunstancias, los temerarios actos de la flotilla española hicieron temer en las capitales de los países de la costa del Pacífico un intento borbón de reconquista. Julio F. Guillén afirmó que La campaña del Pacífico, por los continuos errores de uno y otro bando desembocó en una guerra estúpida, de la que un historiador nuestro afirma que fue sin objeto ni objetivos y que nadie pone en claro de qué modo empezó.
Una viñeta aparecida en la revista satírica española Gil Blas del 17 de marzo de 1866 que muestra la petición de Chile y Perú de solidaridad a los Estados Unidos ante el conflicto con España, a lo que Estados Unidos responde: "¡Ingratos! Si no fuera por ellos todavía andaríais con tapa-rabo."
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