miércoles, 15 de febrero de 2023

RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Humanistas.

Benito Arias Montano

Se le dedica una calle (Arias Montano)(ver) en el área de la calle Jesús del Gran Poder. 

Nació en el seno de una familia de la baja nobleza, hidalga, aunque empobrecida y cristina a vieja. 

Su padre fue notario del Santo Oficio de la Inquisición y pertenecía a un linaje de hijosdalgo que provenía de Cantabria.


En Sevilla, vivió en la casa de Álvaro de Alcocer, antiguo Secretario Real, estudió Artes y Filosofía en la Universidad de Sevilla y contactó con el circulo intelectual de la época y muy especialmente con Juan de Quirós, cura del Sagrario de la Catedral, interesándose por las ciencias físicas y médicas, la poesía, la música, la filosofía, la lingüística y la teología. 

En 1548 se trasladó a Alcalá de Henares para cursar estudios de Teología y amplio sus conocimientos en medicina, filosofía, lenguas clásicas (latín y griego), y lenguas semíticas (árabe, hebreo, sirio).

Fue admitido en el monasterio de San Marcos de León como sacerdote de la Orden de Santiago, tras una minuciosa investigación para descartar toda posible ascendencia de sangre judía o de linaje manchado y se incorporó a la delegación española del Concilio de Trento (1546-1563) por la designación del obispo Martin Pérez de Ayala. 

Retrato de Benito Arias Montano según Pieter Pourbus. Publicado por Philipe Galle en “Virorum doctorum de disciplinis benemeritium efigies”. 1572


A su regreso, Felipe II le nombró capellán y le encomendó la elaboración de la Biblia Poliglota conocida como “Biblia Regia”, que introdujo modificaciones respecto a la Biblia Poliglota Complutense y a la Vulgata, por lo que fue investigado por la Inquisición y finalmente editada en Amberes. 

Finalizado este trabajo, Felipe II le encargó la gestión de la biblioteca del Monasterio del Escorial.  

Portada de la Biblia Políglota en edición dirigida por Arias Montano

En 1584 se retiró a la peña de Alájar, renunciando a todos los cargos que poseía en la corte, para dedicarse al estudio de las Sagradas escrituras y murió en 1598.  

Marcelino Menéndez Pelayo le ha calificado de “gran filósofo, eminente escriturario, sabio humanista y dulcísimo poeta”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario