RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
Virgen del Transito. Hospital del Pozo Santo.
A medidas del siglo XVIII, durante el gobierno de la
Madre Mayor Josefa Alejandra de la Presentación, se incorporó al Hospital del
Pozo Santo (ver) la devoción a la Virgen del Tránsito.
Según el testimonio del Padre D. José Ávalos y
Urrieta, Capellán Mayor del Hospital del Pozo Santo entre 1739 y 1778, la Madre
Josefa Alejandra de la Presentación, deseaba tener una imagen que representase el tránsito, pero no disponía
de medios, por lo que todos los años “mandaba decir una Misa a esta Señora en
reverencia de su gloriosísimo tránsito”.
En 1754 llega al convento una imagen donada por Juan
López, quien dijo que "no
sabía porque su Madre, que tenía ya noventa años de edad, quando se casó la
avía hallado en casa de sus Padres sin saber su origen en que se puede decir
que Dios avía reservado esta Santa Ymagen para beneficio de este
Hospital".
La Madre Josefa Alejandra de la
Presentación determinó que se le construyese una urna, y el dorado fue
costeado por Rafaela Fernández Bazán, que era la esposa del Asistente de la
ciudad, Fernando de Valdés y Quirós.
Según la crónica del Padre Ávalos. en 1756 se
celebró "un novenario de
Fiestas a la Señora con missas, sermones”. Además, comenta que “se ha conocido
prácticamente los beneficios de la Señora, pues por su medio han conseguido
salud muchos enfermos, como lo testifican muchos milagros de plata y cera que
han ofrecido los fieles favorecidos de la Santísima Virgen”. Y se complementa
sus enseres “en su Novenario dos vestidos que la piedad de dos ilustres señoras
se lo franquearon para su adorno, como assimismo dos joyas, una para los pies y
otra para el pecho, y además de esto pulseras de diamantes para las manos”.
Iconográficamente, se trata de una imagen de vestir anónima del último tercio
del XVII, atribuida a Pedro Roldan, que como corresponde a su iconografía de la
Dormición se presenta en actitud yacente y recibe culto dentro de una urna de
estilo rococó en madera tallada y dorada.
La Virgen del Transito dentro de su urna
Detalle del rostro
Todos los años, para la novena, las
monjas la colocan a los pies del retablo mayor, presidiendo la iglesia desde el
presbiterio, en una llamativa cama de madera tallada y dorada, que normalmente
se encuentra en el museo de la planta superior, rodeada de ángeles y de flores.
Detalle de la cama en el museo
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