martes, 19 de noviembre de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Virgen del Transito. Hospital del Pozo Santo.

A medidas del siglo XVIII, durante el gobierno de la Madre Mayor Josefa Alejandra de la Presentación, se incorporó al Hospital del Pozo Santo (ver) la devoción a la Virgen del Tránsito.

Según el testimonio del Padre D. José Ávalos y Urrieta, Capellán Mayor del Hospital del Pozo Santo entre 1739 y 1778, la Madre Josefa Alejandra de la Presentación, deseaba tener una imagen que representase el tránsito, pero no disponía de medios, por lo que todos los años “mandaba decir una Misa a esta Señora en reverencia de su gloriosísimo tránsito”.

En 1754 llega al convento una imagen donada por Juan López, quien dijo que "no sabía porque su Madre, que tenía ya noventa años de edad, quando se casó la avía hallado en casa de sus Padres sin saber su origen en que se puede decir que Dios avía reservado esta Santa Ymagen para beneficio de este Hospital".

La Madre Josefa Alejandra de la Presentación determinó que se le construyese una urna, y el dorado fue costeado por Rafaela Fernández Bazán, que era la esposa del Asistente de la ciudad, Fernando de Valdés y Quirós.

Según la crónica del Padre Ávalos. en 1756 se celebró "un novenario de Fiestas a la Señora con missas, sermones”. Además, comenta que “se ha conocido prácticamente los beneficios de la Señora, pues por su medio han conseguido salud muchos enfermos, como lo testifican muchos milagros de plata y cera que han ofrecido los fieles favorecidos de la Santísima Virgen”. Y se complementa sus enseres “en su Novenario dos vestidos que la piedad de dos ilustres señoras se lo franquearon para su adorno, como assimismo dos joyas, una para los pies y otra para el pecho, y además de esto pulseras de diamantes para las manos”.

Iconográficamente, se trata de una imagen de vestir anónima del último tercio del XVII, atribuida a Pedro Roldan, que como corresponde a su iconografía de la Dormición se presenta en actitud yacente y recibe culto dentro de una urna de estilo rococó en madera tallada y dorada.

La Virgen del Transito dentro de su urna


Detalle del rostro

Todos los años, para la novena, las monjas la colocan a los pies del retablo mayor, presidiendo la iglesia desde el presbiterio, en una llamativa cama de madera tallada y dorada, que normalmente se encuentra en el museo de la planta superior, rodeada de ángeles y de flores.


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