AREA DE SANTA CLARA-JESÚS DEL GRAN PODER
Convento-Iglesia de Santa Ana
El primitivo convento de Santa Ana se fundó en
el año 1537 en la población de Paterna del Campo, instalándose la comunidad de
Carmelitas Calzadas en Sevilla unos años más tarde, en 1564, a instancias de
fray Alonso de Bohórquez, por entonces provincial del Carmelo.
Su primera casa en Sevilla estaba en la calle
Rosario. En 1606 pasaron a alojarse definitivamente en su casa actual de la
collación de San Lorenzo, donde ya existían los
monasterios de San Clemente y Santa Clara. Concretamente se instalan en la calle Santa Ana, que era una
calzada sin casas y con huertas en la zona interior de la ciudad.
La comunidad actual está compuesta por diecisiete monjas, de la Orden
de Carmelitas Descalzas, seis españolas, siete colombianas,
tres guatemaltecas y una india, con tres postulantes que pasarán a ser
novicias.
El cuidado de ropas delicadas y la repostería ocupan buena parte
de su trabajo con el que contribuyen al sostenimiento de la comunidad. Lavan
ropa, mantelerías, vestidos de comunión y batones de bautismo. En cuanto a
dulces, destacan los pestiños, trufas, perrunillas de almendra, pastas de coñac
con canela y el arroz con leche.
El convento
tiene actualmente un tamaño relativamente pequeño, debido a las ventas de parte
de su terreno para garantizar la supervivencia de la comunidad.
Su núcleo principal es obra de los siglos XVII y XVIII, al que se
añadieron otras intervenciones y reformas posteriores.
Iglesia
de Santa Ana
En 1620 los maestros albañiles Cristóbal Ramírez y
Juan Mateos de Bonilla hicieron los planos de la iglesia, pero los trabajos se
ralentizaron, por problemas económicos, y se completaron después de veinte
años.
El trabajo decorativo realizado en este periodo fue destinado a la
decoración de yeso, madera y el trabajo en el retablo principal. También se
construyó la puerta principal.
Los trabajos de construcción finalizaron en enero
de 1641. En febrero de ese año, el cerrajero Juan Martínez de Vilar realizó una reja para el coro. En 1643 el cantero
Manuel Pérez realizó los escalones del altar mayor, de los altares laterales y
de las puertas. De esta misma época es la pila de agua bendita.
Exterior
La parte visible de la iglesia desde el
exterior es su fachada lateral, realizada en ladrillo con un amplio y alto muro
apenas abierto al exterior a través de ventanas muy simples, que se levanta
ante la calle Santa Ana.
La portada, muy sobria, no llego a concluirse en la restauración que sufrió el convento en 1995, presenta un recercado (ver) formado a partir de parte de la fábrica de ladrillo rehundida, como “adarajas” (ver) que se emplean para la colocación de una portada de piedra.
Portada
Justo al lado de la portada presenta un retablo cerámico dedicado
a su titular, Santa Ana, una obra de 1995 realizada por los pintores ceramistas
Antonio Martínez Adorna y José Francisco Rio Sutil y colocado con motivo de su
IV Centenario.
Retablo cerámico de Santa Ana
Una característica de la presencia urbana de
este convento es el amplio volumen de su iglesia, que contrastan con la
sencilla fachada claustral y la particularidad de que su acceso es difícilmente
apreciable desde la calle, debido a la estrechez de las calles adyacentes.
Destaca su gran espadaña campanario que domina la calle y una
pequeña torre decorada con el escudo de la orden carmelita, que
solo es visible desde determinados lugares.
Espadaña-campanario
Interior
De una sola nave cubierta de bóveda de cañón, estructurado
mediante arcos fajones y con lunetos (ver).
Sus muros están pintados de blanco y decorados con azulejos y con
cornisas en relieve, realizadas en yeso.
Interior de la Iglesia con el Altar Mayor al fondo
Púlpito
Cuadro sobre el púlpito de la visión del profeta Elías
Fue realizado en el año 1675 por el escultor y retablista Fernando de Barahona (Sevilla, 1669-1709) y procede del antiguo Convento de Belén. Es barroco, profusamente decorado y consta de dos cuerpos, tres calles, banco y ático, separados por columnas salomónicas.
Altar Mayor
Está presidido por la imagen de la Virgen del Carmen, del siglo XVIII, rodeada de ángeles.
Virgen del Carmen
San José
San Joaquín
En el segundo cuerpo, destaca el grupo escultórico de Santa Ana y la Virgen niña, obra de Martínez Montañés del
año 1627, pero fue ocupada originalmente por un cuadro de Belén Vírgenes.
A su lado las tallas de los profetas Elías y Eliseo, precursores de la orden carmelita.
Profeta Elías
Profeta Eliseo
En el ático la representación de la
Encarnación. A los lados del presbiterio se encuentran otras esculturas que
representan santos y están ricamente decoradas.
Encarnación
En las paredes del arco del presbiterio unas pinturas
San Juan Evangelista, retablo del
siglo XVIII, con imagen atribuida a Francisco Ocampo.
San Juan Evangelista
El águila con el tintero en el pico en la iconografía de san Juan Evangelista
Jesús Atado a la Columna, retablo neoclásico del siglo
XVIII, del taller de Roldán, representa la devoción carmelita, tras la
aparición de este Cristo a Santa Teresa.
Retablo e imagen de Jesús atado a la columna
San Juan Bautista, retablo barroco de del siglo XVII, imagen atribuida a Martínez Montañés de 1638, con dos relieves de la Coronación de Espina y El Camino del Calvario.
Retablo e imagen de san Juan Bautista
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