lunes, 26 de agosto de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística Escultor, Imaginero  

Luisa Roldan, La Roldana.

Retrato de Luisa Roldan

Luisa Ignacia Roldán Villavicencio, conocida popularmente como La Roldana, fue la quinta de los doce hijos del matrimonio formado por el escultor Pedro Roldan y Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio. Fue bautizada en la Iglesia de Santa Marina (ver) el 8 de septiembre de 1652, según consta en su Partida de Bautismo encontrada en 1984 en la parroquia de San Julián, que dice:” En la ciudad de Sevilla, domingo ocho del mes de septiembre del año 1652, yo el licenciado Pedro Ambrosio de Poblete, cura de esta iglesia de la Señora Santa Marina de Sevilla, bauticé a Luisa, hija de Pedro Roldán y de Dª Teresa de Jesús su legítima mujer; fue el padrino Juan Peral Crespo, vecino de la Magdalena; amonestele el parentesco espiritual; firmado ut supra Pedro Ambrosio de Poblete. Cura”

Luisa, se forma en el taller de su padre, Pedro Roldán, compartiendo espacio e intereses con los aprendices y colaboradores de este, y con sus hermanos y sus hermanas María, escultora, y Francisca, doradora y estofadora, en el taller en la Collación de Santa Marina.

Retrato de Pedro Roldán. Goya, Francisco de. 1788-1789.Sanguinea y lápiz negro sobre papel amarillento verjurado. 173 x 126 c. The British Museum. (CC BY 3.0)

Luisa destacó rápidamente sobre sus otras hermanas y es posible que ayudara directamente en las esculturas de su padre

Como anécdota, según cuentan Cascales y Céan Bermúdez, Luisa se encargó de arreglar una imagen hecha por su padre por encargo del cabildo de la Catedral de Sevilla, que había sido rechazada, y gracias a su intervención, fue admitida.

En el taller familiar Luisa se había prometido en matrimonio con Luis Antonio Navarro de los Arcos, aprendiz del escultor Andrés Cansino.

Su padre se opuso a esta relación y no hay acuerdo entre los historiadores sobre la causa de esta oposición paterna. Para unos, por tratarse de un escultor carente de las dotes y aptitudes necesarias para tener el prestigio que le llevasen a fundar su propio taller. Para otros, por tratarse de un hombre introvertido, sin carácter, frente a la fuerte personalidad de su hija.

Por ello, Luisa tuvo que llevar el asunto a los tribunales ya que su padre se negó a darle el consentimiento necesario. 

Siguiendo lo escrito por D. Santiago Montoto, “el 17 de diciembre de 1671 ante el juez de la iglesia, D. Matías Gregorio de los Reyes Balenzuela, el procurador de los tribunales D. Vicente L. Ballesteros, en nombre del novio, manifestó el deseo de aquel de casarse con Luisa con la que “había tratado de requiebros de dos años a esta parte, dándose palabra de casamiento el uno al otro”; también solicitaba al mismo juez que ordenara a Luisa Roldán comparecer ante su presencia para preguntarle si le había dado a Luis Antonio palabra de matrimonio. Para ratificar lo anterior, el novio presentó como testigo a Bartolomé Franco y Lorenzo de Ávila, ambos doradores de retablos, que testificaron conocer a los dos y que presenciaron cómo el 15 de diciembre de ese mismo año (1671), Luis Antonio, le dio palabra de matrimonio a Luisa, pese a la oposición del padre de ella”.

“Ese mismo día, diecisiete de diciembre fue el alguacil Juan Nieto a buscar a Luisa Roldán para llevarla ante el juez, después de su declaración, en la que entre otras cosas dijo que nunca había estado casada, que era “moza doncella”, que no era pariente de Luis Antonio, que no tenía voto de castidad y que, a pesar de haber dado palabra de casamiento a Luis Antonio, no lo podía cumplir por la negativa de su padre a este matrimonio.

“Una vez firmada esta declaración, el juez eclesiástico ordenó que Luisa Roldán fuera depositada en casa del dorador Lorenzo de Ávila (uno de los testigos), para “tenerla en su poder con la guarda y custodia necesaria y que no la entregara a persona alguna sin licencia y mandamiento judicial”.

El auto se encuentra firmado en Sevilla el 17 de diciembre de 1671 por D. Juan Nieto, Lorenzo de Ávila, Bartolomé Franco y D. Diego R. de Cepeda, notario. Una declaración muy similar fue la que hizo al día siguiente Luis Antonio de los Arcos. Este suceso, es conocido como “el rapto de La Roldana por el aprendiz Luis Antonio de los Arcos”, y fue publicado en 1920 por Santiago Montoto de Sedas. ​

Con fecha 13 de diciembre del dicho año de 1671, el sacerdote de la iglesia de San Marcos (ver), D. Juan Fernández Murillo, realizó la unión sacramental, saliendo de la casa de Lorenzo de Ávila cumpliendo así el mandamiento judicial. Testigo de los esponsales fueron Bartolomé Franco y Tomás Díaz. El matrimonio se inscribió en el libro tercero, tomo 137 de los de matrimonio de la Parroquia de San Marcos de Sevilla.

Iglesia de San Marcos

Numerosos testigos asistieron a la boda, pero sin la presencia del padre de la novia.

Se supone que después dela boda, a la edad de 19 años, abandonaría su trabajo en el taller de y según los patrones de la parroquia de San Vicente se instalaron como vecinos en la calle de las Armas en una casa de la familia Navarro de los Arcos hasta 1680 en que se trasladaron a la parroquia del Sagrario en la calle Génova y aún más adelante en el año 1683 hicieron una nueva mudanza a la Collación de San Martín.

Pero también se plantea que siguió trabajando con su padre en algunas obras como el paso del “Cristo de la Exaltación”. Según Bernales Ballesteros, “en el paso de La Exaltación, los relieves del carro los realizó Pedro Roldán, los cuatro ángeles Luisa Roldán y probablemente los dos ladrones (aunque existe documentación que da como autor a Luis Antonio de los Arcos, puede pensarse que solo firmara en los libros y se encargara de la policromía y dorado)”.

Uno de los ángeles del paso de la Exaltación

Los ladrones del paso de la Exaltación

Detalle del rostro


Detalle de las manos

En esa época era muy común el encargo de “Dolorosas” para procesionar en la Semana Santa, por lo que parece normal que Luisa Roldán realizara alguna, aunque no hay ningún documento que lo acredite, sin embargo, una de la más cercanas a su estilo es la “Virgen de Regla”, que pertenece a la Hermandad conocida popularmente como de “Los Panaderos”. ​

Virgen de Regla

Otra obra atribuida por algunos autores a La Roldana, es la imagen de la Virgen dela Macarena, entre ellos el profesor Hernández Díaz. 

Virgen Macarena

La Virgen de la Estrella, tradicionalmente atribuida a Juan Martínez Montañez, tras una restauración efectuada en 2010, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), atribuyó la imagen a la producción del taller artístico del matrimonio constituido por Luisa Ignacia Roldán y Luis Antonio de los Arcos.

Virgen de la Estrella

Otra imagen mariana atribuida a esta escultora, por Jerónimo Gil Álvarez, es la Virgen de la Sede de la iglesia del Hospital de los Venerables Sacerdotes.

La Virgen con el Niño de la Academia de Medicina de Sevilla, está considerada como de la escuela de Pedro Roldán, pero muy relacionada con su hija Luisa.

La Virgen del Carmen, existente en el convento carmelita de Santa Ana.

Virgen del Carmen

En el convento de Santa María de Jesús la imagen principal de la Virgen titular.

Una imagen conocida como la Virgen Peregrina se conserva en el museo de las Madres Benedictinas del monasterio de la Santa Cruz de Sahagún y está atribuida a esta escultora. La imagen llegó al monasterio en 1967 procedente del santuario de la Peregrina de la misma ciudad y consta que fue comprada en Sevilla en 1687. Aunque en esa fecha Luisa Roldán se había trasladado a Cádiz, es posible que esta imagen se quedara en el taller de la familia Roldán, donde pudo ser adquirida.

Virgen Peregrina 


Está documentado que en 1687 el matrimonio trasladó su residencia a Cádiz. Las causas de este cambio de domicilio se desconocen, pudiendo estar motivado por la búsqueda de nuevos mercados e incentivado por los encargos que habían recibido de instituciones gaditanas desde comienzos de la década. En otros documentos de 1686, se dice que el matrimonio fue llamado a Cádiz por el cabildo catedralicio para realizar figuras de Patriarcas y ángeles para su Monumento.

De esta época son el Ecce Homo y los patrones de la Catedral, San Servando y San Germán, actualmente venerados en una capilla de la catedral Nueva de Cádiz. En uno de estos santos (san Servando) se encontró un documento que ponía: “Diseñado por Pedro Roldán, hecho por Luisa Roldán y dorado y estofado por Luis Antonio de los Arcos”.

Ecce Homo 

Detalle del rostro del Ecce Homo 

San Germán y San Servando  


También de su taller son el “Señor de la Humillación” perteneciente a la Cofradía de la Piedad y que se encuentra en la iglesia de Santiago Apóstol, sede de la Hermandad; las imágenes de “San Juan Bautista” y de “San José” están colocadas en un altar barroco de la parroquia de San Antonio. En la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la Piedad se encuentra un grupo escultórico representando una “Sagrada Familia”.

Señor de la Humillación

Sagrada Familia

La imagen de “Nuestra Señora de la Soledad” de Puerto Real, en un documento con fecha de 3 de julio de 1688, en el que consta la donación de dicha escultura, por parte del matrimonio de los Arcos-Roldán al convento de los Padres Mínimos, a cambio de que se hiciera una celebración de misa cantada con responso, todos los “viernes de conmemoración, antecedentes al Domingo de Ramos, por las almas del matrimonio y personas herederas suyas y sucesores». Esta imagen en madera policromada, pertenece a la Venerable Hermandad Sacramental y Real Cofradía de Penitencia de Ntra. Sra. de la Soledad, Santo Entierro de Ntro. Sr. Jesucristo y San Francisco de Paula. 

Nuestra Señora de la Soledad

El “Niño Jesús quitapesares” de la iglesia de San Pedro de Arcos de la Frontera forma parte del conjunto escultórico de la “Divina Pastora”.

Niño Jesús quitapesares

También se le atribuyen obras en Jerez dela Frontera y Sanlúcar de Barrameda.

Hacia finales de 1688 o principios de 1689 el matrimonio, junto con sus dos hijos, se traslada a Madrid, en busca del reconocimiento oficial y una mejor situación económica, quizás reclamado por Cristóbal de Ontañón, ​ mecenas artístico y ayuda de cámara del rey Carlos II.

Virgen con el Niño y san Juan Bautista. Roldán, Luisa. Entre 1689 y 1706. Barro cocido y policromado. 41,5 x 33 x 25,5 cm. Museo Nacional de Escultura


Niño Jesús con san Juanito. Roldán, Luisa. Ermita de los Santos, Móstoles (Madrid)


Primeros pasos de Jesús. Roldán, Luisa. Museo de Guadalajara

En 1692 fue nombrada Escultora de Cámara del último representante de los Austrias, Carlos II y en 1701 fue renovada en dicho puesto por el primero de los Borbones, Felipe V. Fue la única mujer en ostentar el título de escultora de cámara, lo que para ella suponía una mayor cercanía a los monarcas y acceso a los aposentos palaciegos, algo a lo que sólo podían optar unos cuantos privilegiados.

Sin embargo, este hecho no solventó sus problemas económicos. M. V. García Olloqui (2000) aporta numerosas cartas que la escultora dirigió a la reina, en las que solicita para su familia “una de las habitaciones del Tesoro”, ya que no tenían dónde vivir, o demanda “alguna ración de especies” y “vestuario o una ayuda”. Esta situación de penuria económica se hizo persistente y, aunque en 1695 le fue aprobado un salario anual de 100 ducados, en 1698 la artista continuaba sin percibirlo

En 1699 muere su padre y ella y su hermana son los herederos, pero ni esto ni el cambio de dinastía en 1700 con Felipe V lograron que la situación económica de María Luisa prosperase a pesar de que el monarca volviera a nombrarla escultora de cámara.

En la iglesia parroquial de San Andrés (Madrid) se encontró la partida de defunción con fecha 10 de enero de 1706, ​ donde hay escrito que unos días antes había hecho una “declaración de pobreza”.

El mismo día de su fallecimiento, la Accademia di San Luca de Roma había nombrado a Luisa Roldán “Accademica di Merito”, un reconocimiento reservado por el sistema artístico a un exiguo elenco de pintoras y escultoras que merecieron, sin duda, mejores oportunidades.

De esta etapa madrileña destaca “El Arcángel San Miguel venciendo al demonio”, obra encargada por el rey con destino a la decoración del monasterio del Escorial. La escultura, que es de madera policromada y algo mayor que el natural, muestra al Arcángel venciendo al demonio al que tiene bajo sus pies, todo ello con gran movimiento y dramatismo. Según se cuenta, Luisa se autorretrató en la cara de San Miguel y puso el rostro de su marido al demonio, representando el Bien y el Mal respectivamente, o como muestra de la imposibilidad de las mujeres para poder usar de forma natural modelos desnudos, una prohibición que se alargó hasta finales del siglo XIX. 

El Arcángel San Miguel venciendo al demonio


En la catedral de Santiago de Compostela se encuentra un relieve de la “Virgen de la leche”, posiblemente regalo del rey a su prometida Mariana cuando llegó a España y desembarcó en Galicia pasando unos días en Santiago, donde quizá la futura reina dejó en ofrenda el relieve a la catedral.

Con este mismo tema mariano y de esta época madrileña, existe un boceto en Sevilla.

Virgen de la leche. Roldán, Luisa. 1689-1706. Terracota policromada al óleo. 26,50 x 19 x 3,5 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala VIII

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