ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA
El rapto de la Roldana.
Retrato de Luisa Roldan
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio, conocida popularmente como La Roldana, fue la quinta de los doce hijos del matrimonio formado por el escultor Pedro Roldan y su esposa Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio.
Fue bautizada en la Iglesia de Santa Marina (ver) el 8 de
septiembre de 1652, según consta en su Partida de Bautismo encontrada en 1984
en la parroquia de San Julián.
Luisa, se forma
en el taller de su padre, Pedro Roldán, compartiendo espacio e intereses con
los aprendices y colaboradores de este, y con sus hermanos y sus
hermanas María, escultora, y Francisca, doradora y estofadora, en el taller en la
Collación de Santa Marina.
En el taller familiar
Luisa se había prometido en matrimonio con Luis Antonio Navarro de los Arcos,
aprendiz del escultor Andrés Cansino.
Su padre se opuso a esta relación, y no hay acuerdo entre los historiadores sobre la causa de esta oposición paterna.
Para unos, por tratarse de un escultor carente de las dotes y aptitudes necesarias para tener el prestigio que le llevasen a fundar su propio taller.
Para otros, por tratarse de un
hombre introvertido, sin carácter, frente a la fuerte personalidad de su hija.
Por
ello, Luisa tuvo que llevar el asunto a los tribunales, ya que su padre se negó
a darle el consentimiento necesario, en un suceso que es conocido como “el
rapto de La Roldana”.
Siguiendo lo escrito por D. Santiago
Montoto, “el 17 de diciembre de 1671 ante el juez de la iglesia, D. Matías
Gregorio de los Reyes Balenzuela, el procurador de los tribunales D. Vicente L.
Ballesteros, en nombre del novio, manifestó el deseo de aquel de casarse con
Luisa con la que “había tratado de requiebros de dos años a esta parte, dándose
palabra de casamiento el uno al otro”; también solicitaba al mismo juez que
ordenara a Luisa Roldán comparecer ante su presencia para preguntarle si le
había dado a Luis Antonio palabra de matrimonio. Para ratificar lo anterior, el
novio presentó como testigo a Bartolomé Franco y Lorenzo de Ávila, ambos
doradores de retablos, que testificaron conocer a los dos y que presenciaron
cómo el 15 de diciembre de ese mismo año (1671), Luis Antonio, le dio palabra
de matrimonio a Luisa, pese a la oposición del padre de ella”.
“Ese mismo día, diecisiete de diciembre
fue el alguacil Juan Nieto a buscar a Luisa Roldán para llevarla ante el juez,
después de su declaración, en la que entre otras cosas dijo que nunca había
estado casada, que era “moza doncella”, que no era pariente de Luis Antonio,
que no tenía voto de castidad y que, a pesar de haber dado palabra de
casamiento a Luis Antonio, no lo podía cumplir por la negativa de su padre a
este matrimonio.
“Una vez
firmada esta declaración, el juez eclesiástico ordenó que Luisa Roldán fuera
depositada en casa del dorador Lorenzo de Ávila (uno de los testigos), para “tenerla
en su poder con la guarda y custodia necesaria y que no la entregara a persona
alguna sin licencia y mandamiento judicial”.
El auto se
encuentra firmado en Sevilla el 17 de diciembre de 1671 por D. Juan Nieto,
Lorenzo de Ávila, Bartolomé Franco y D. Diego R. de Cepeda, notario. Una
declaración muy similar fue la que hizo al día siguiente Luis Antonio de los
Arcos. Este suceso, es conocido como “el rapto de La Roldana por el aprendiz
Luis Antonio de los Arcos”, y fue publicado en 1920 por Santiago Montoto de
Sedas.
Con fecha 13 de diciembre del dicho año
de 1671, el sacerdote de la iglesia de San Marcos (ver), D. Juan
Fernández Murillo, realizó la unión sacramental, saliendo de la casa de Lorenzo
de Ávila cumpliendo así el mandamiento judicial. Testigo de los esponsales
fueron Bartolomé Franco y Tomás Díaz. El matrimonio se inscribió en el libro
tercero, tomo 137 de los de matrimonio de la Parroquia de San Marcos de
Sevilla.
Numerosos testigos asistieron a la boda,
pero sin la presencia del padre de la novia.
Se supone que después de la boda, a la edad de 19 años, abandonaría su trabajo en el taller de su padre, aunque se sabe que siguió colaborando en diversas obras, y según los patrones de la parroquia de San Vicente se instalaron como vecinos en la calle de las Armas, en una casa de la familia Navarro de los Arcos, hasta 1680 en que se trasladaron a la parroquia del Sagrario, en la calle Génova, y aún más adelante en el año 1683 hicieron una nueva mudanza a la Collación de San Martín.
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