sábado, 8 de octubre de 2022

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS DE LAS CALLES DE SEVILLA

José Manuel de Arjona y Cubas.

Calle Arjona (ver)

Hermano menor del religioso, escritor y poeta Manuel María de Arjona y Cubas, nació  en Osuna, en un palacio que ha estado en manos de la familia hasta 1862, y durante un siglo pasó por distintos propietarios, hasta que en 1975 fue adquirida por la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos para instalación de sus dependencias. En 1979 cambió su titularidad a favor de la Cámara Agraria Local de Osuna, entidad que ha suscrito el convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Osuna, para la cesión del uso del edificio como Museo.

Palacio de los Arjona en Osuna y su patio central

José Manuel de Arjona y Cubas nació en Osuna el 2 de diciembre de 1781. Era hijo de Zoylo Alfonso de Arjona y Arjonal, doctor en Leyes, abogado del Real Consejo y corregidor de la villa, y de Andrea de Cubas y Berdugo. 

Fue bautizado en la parroquia mayor de la Asunción con los nombres de José Manuel María de Santa Bibiana. Su infancia transcurrió en su localidad natal.


Comenzó sus estudios en la Universidad de Osuna, donde se formó en Latinidad. En 1793 se trasladó a Sevilla e ingresó como colegial en Santa María de Jesús. Ese mismo año se matriculó en la Facultad de Filosofía de la Universidad Hispalense, institución en la que su hermano Manuel ejercía como rector. Entre 1793 y 1795 cursó Lógica, Metafísica y Filosofía, obteniendo el grado de bachiller en esta última el 13 de mayo de 1795. Posteriormente amplió sus estudios en Derecho Canónico y Civil, para graduarse de Bachiller en ambas disciplinas el 4 de mayo de 1800, tras lo cual inició en 1801 los cuatro años reglamentarios de pasantía.

Concluida su formación práctica, se estableció en Madrid. Allí contrajo matrimonio el 4 de octubre de 1806 con Antonia Micaela Tamarit y Moure. Poco después se trasladó a Cáceres para ocupar la alcaldía del Crimen de la Audiencia de Extremadura y servir como ministro del Tribunal de Seguridad Pública, organismo vinculado a la Suprema Junta Central.

Durante la Guerra de la Independencia fue comisionado para investigar los sucesos ocurridos en Badajoz el 16 de diciembre de 1808, que se saldaron con cuatro víctimas. En 1810, la Audiencia experimentó un constante traslado forzado por el conflicto —Valencia de Alcántara, Garrovillas, Brozas y, finalmente, de nuevo Cáceres—.

Con el retorno del absolutismo, bajo el Gobierno de Fernando VII, en 1814, Arjona aparece como alcalde de Casa y Corte, responsable del Cuartel de San Francisco. 

El 11 de diciembre de 1816 fue nombrado fiscal togado del Supremo Consejo del Almirantazgo, cargo del que tomó posesión el día 23. Un año después, en septiembre de 1817, recibió el nombramiento de corregidor. Entre 1816 y 1820 desempeñó además la alcaldía de Madrid.

El cambio político inaugurado en 1820 tuvo un impacto decisivo en su trayectoria. Entre 1819 y 1820 actuó como presidente de la Sociedad Económica de Córdoba. A partir del 26 de noviembre de 1823 asumió la Superintendencia General de Vigilancia Pública, desde donde elaboró la Real Cédula de 13 de enero de 1824, documento que dio forma definitiva a la Superintendencia General de Policía, considerada el origen institucional de la policía moderna en España. Fue su primer superintendente hasta agosto de ese mismo año, compatibilizando el cargo con el de gobernador de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, para el que fue designado el 15 de febrero de 1824.

Entre 1825 y 1833 residió en Sevilla como intendente del Ejército de Andalucía y Asistente de la ciudad, funciones a las que se sumaban responsabilidades como interventor militar, delegado provincial de Hacienda, gobernador civil y alcalde-presidente del Ayuntamiento. Todo ello lo situó como la principal autoridad civil sevillana. El 12 de octubre de 1829 ingresó como caballero maestrante en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. También recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Cruz de Caballero de la Legión de Honor de Francia. Desde el 18 de septiembre de 1827 presidió la Junta Rectora de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.

Su gestión en Sevilla destacó por un ambicioso programa de transformación urbana. Impulsó la renovación del empedrado en el centro, el embaldosado de las aceras y la instalación de alumbrado público mediante farolas de tres mecheros. Ordenó el derribo del tramo de muralla entre la Torre del Oro y la Torre de la Plata, lo que permitió la apertura del paseo de Cristina y el de las Delicias. Favoreció el ensanche y saneamiento de numerosas travesías y la apertura de las plazas de Doña Elvira, de Armas y del Cristo de Burgos. En el barrio de San Pedro dispuso la demolición de la antigua fábrica de tabacos para habilitar la Morería. Promovió la creación de nuevos barrios, como San Roque, la Resolana y Campo de los Mártires. Impulsó además la instalación de los mercados de la Encarnación, Triana y Feria, la construcción de varios cementerios extramuros y la configuración de los Jardines de las Delicias tal como se conocen hoy.

El 4 de agosto de 1833 fue nuevamente nombrado superintendente general de Policía del reino, aunque fue cesado el 17 de octubre. Más tarde, una Real Orden de 1 de septiembre de 1834 lo desterró a Cádiz, comenzando un periodo de exilio que lo llevó a residir en Marsella entre 1839 y 1842. Regresó a España en 1843.

En la sesión del 18 de diciembre de 1849 fue designado senador y tomó posesión el día 24. Su última intervención en la Cámara tuvo lugar el 3 de diciembre de 1850.

Falleció en Madrid el 14 de diciembre de ese año, tras sufrir un catarro pulmonar, en su domicilio de la calle Ancha de San Bernardo, número 17. Fue sepultado en la Sacramental de San Isidro.

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