AREA DE PLAZA DE LA GAVIDIA, CONCORDIA Y DUQUE
Estatua de Daoiz.
Por acuerdo capitular del Ayuntamiento
de Sevilla de 27 de abril de 1883 se determinó elevar un monumento a la
memoria del Capitán Daoiz en la plaza de la Gavidia, confiando su ejecución al
escultor Antonio Susillo (ver), que lo concluyó en dos años.
El monumento
quedó inaugurado el día 2 de mayo de 1889, y fue el segundo de carácter público
que tuvo Sevilla.
El pedestal de mármol es del arquitecto municipal Francisco Aurelio Álvarez, pertenece al estilo neoclásico, descansa en una escalinata de mármol blanco, y es de jaspe de Cabra.
Consta de un basamento, fuste y dos lápidas. En la anterior se
lee: “Daoiz - 2 de mayo de 1808”; y
en la posterior: “El Ayuntamiento al
heroico hijo de Sevilla – 1889”.
En un medallón en bajo relieve se representa a Daoiz,
abrazado al cañón, rodeado de bayonetas enemigas, defendiéndose con un pedazo
de sable.
En el otro relieve figura Daoiz en su lecho de muerte, rodeado de sus seres queridos.
Medallones del basamento
La verja que rodea el monumento está formada por dieciséis cañones de la época, reducidos a escala, con pares de escobillones cruzados con coronas de laurel y sogas anudadas.
En cada uno de
ellos aparecen los apellidos de todas las personas que intervinieron en la
realización del monumento, así como también está grabado el día que se inauguró
y los nombres de las autoridades que asistieron al evento.
Todos los elementos de bronce y forja se fundieron en la Real Fundición
de Cañones de Sevilla.
Verja del monumento
Corona de laurel
Detalle de los cañones
Interesantísimo el detalle de los nombres en cada cañón
ResponderEliminarMás detalles para fijarme en mis paseos por Sevilla.
ResponderEliminarGracias Andrés.
Isabel.
Este sevillano es uno de mis personajes históricos favoritos .El monumento es extraordinario. Todos le debemos mucho. Tu y exposición como siempre fantástica Andrés, gracias
ResponderEliminarCuántas veces he visto este monumento!!
ResponderEliminarAgradezco los detalles, alguno de ellos me pasaron desapercibidos.
Cuantas veces hemos pasado por ese monumento y no hemos sabidos apreciarlos gracias por tus relatos y compartirlo amigo Andres un abrazo A. Iglesias
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