lunes, 28 de noviembre de 2022

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Abad Gordillo. Alonso Sánchez Gordillo 

Rotulo de la calle (ver)

Don Alonso Sánchez Gordillo nació en Sevilla en 1.561 y murió en ella el 1.644. 

Fue enterrado en la Parroquia de la Magdalena que estaba donde actualmente se sitúa la plaza del mismo nombre, y que fue derribada por determinaciones urbanísticas del s. XIX.

Se le conoce popularmente como el Abad Gordillo por ser primer Abad Mayor de los Beneficiados de la Parroquia de la Magdalena, donde en 1.614 casó en segunda nupcias a Juan Martínez Montañés (ver), y después Abad de la Universidad de Beneficiados en la Parroquia de San Juan de la Palma.

Residió durante más de un año en el monasterio de San María de las Cuevas, y gracias a ello, ha llegado hasta nosotros la historia de este monumento, con una descripción pormenorizada de sus edificios, espacios y usos de los mismos, que ha servido para su restauración antes de la Exposición Universal de 1992.  

Pero, la mayor parte de su obra permanece inédita, solo dos obras, correspondientes a los años 1.631 y 1.632, fueron publicadas en vida de su autor. 

La mayor parte de su producción se conoce merced al trabajo del canónigo Ambrosio de la Cuesta y Saavedra, que a su vez la conoció por el doctor Molina, por entonces también Abad Mayor de la misma universidad donde se guardaban los escritos de Sánchez Gordillo.

Ambrosio de la Cuesta se interesó por estos escritos a partir del año 1.693, mandó copiar varios de sus manuscritos a principios del siglo XVIII, y se conocen gracias a estas y otras copias, derivadas de los originales autógrafos.

La mayoría de sus obras se conservan en la Biblioteca Capitular y Colombina, donde ingresó la librería de don Ambrosio de la Cuesta, tras su muerte en 1.707, y en menor medida en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla y en la Real Academia de la Historia.

Se dedicó a investigar la historia eclesiástica de la ciudad, así como los conventos, corporaciones y hermandades y cofradías, que frecuenta la religiosidad sevillana.

El escrito de 1.630, titulado “El Memorial de las religiosas estaciones que frecuenta la devoción sevillana”, ha sido estudiada y publicada en el año 1.982 por el profesor Jorge Bernales Ballesteros, quien destaca su importancia para conocer las cofradías y hermandades de la ciudad desde finales del siglo XVI al primer tercio del siglo XVII.  

Este período de tiempo coincide con la vida del propio autor, y su pretensión es dar a conocer la religiosidad sevillana, y sus tradiciones y cultos desde los tiempos de Fernando III el Santo.

Memorial Sumario de los Arzobispo de Sevilla y otras obras. ABAD ALONSO SANCHEZ GORDILLO. Ayuntamiento de Sevilla. 2004. ISBN: 978849698190

Se puede considerar como el primer libro cofrade, pues recoge todas las tradiciones y cultos de las hermandades penitenciales más antiguas e importantes de la época, aunque puede contener datos inexactos que se ha tenido que corregir, como en el caso de la antigüedad que otorga a algunas hermandades.

Como curiosidad, relata que la Soledad de San Lorenzo, entonces Soledad del Carmen, por residir en el Convento de dicho nombre (ver), que estaba situado en la actual calle Baños, fue la primera dolorosa que lució palio en Sevilla, cuando hoy en día no lo lleva.

Aunque, se especula sobre la posibilidad de que la Virgen de la O pudiera haber lucido palio con anterioridad a la Soledad, en base a un antiguo libro de reglas de su hermandad, en el que aparece una ilustración de la Dolorosa de la O orlada con una especie de media ráfaga y enmarcada con lo que claramente son varales y bambalina.

Reglas O, siglo XVIII, Rodríguez Rechi

También, parece que en unas actas de cabildo de la Hermandad de Montesión de 1.591 y 1.592   se habla de la adquisición de cuatro varas de plata para las andas de la Virgen.  

No se habla de palio, pero estas varas son lo que hoy conocemos por varales, pero al no hablar de techo de palio estas varas pueden ser los que hoy conocemos por tales o las que sustentan las andas, cuyos vestigios actuales serían las maniguetas.

Igualmente resulta curioso que el Abad se escandalizara, por vestir a la Soledad con ropajes de colores y con corona imperial, porque consideraba que son atributos que pueden ponerse para su mayor honra, pero no adecuados para realizar la procesión de penitencia. 

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