AREA DE SAN VICENTE-MIGUEL DEL CID-TEODOSIO
Calle Jesús de Vera Cruz
Desde Calle Baños a
Alfonso XII cruzándose en el punto que la calle Virgen de los Buenos Libros
pasa a denominarse Cardenal Cisneros.
El primer tramo, desde Alfonso XII a Virgen de los
Buenos Libros, es denominada, durante los siglos XV y XVI, como “la calle
que va desde Armas a las casas viejas del Duque de Medina Sidonia” y, al menos desde 1638, se
conoce como "calle del Cristo o del
Santo Cristo", por la existencia entonces de un pequeño
altar con un crucifijo.
El segundo tramo, entre Virgen de los Buenos Libros y Baños, en la Baja Edad Media, se denominaba calle del Conde (1426) o del Conde de Teba (1533).
Según relata Peraza en su Historia de Sevilla (1536), el conde de Teba había establecido su residencia en los antiguos baños árabes de la calle Baños.
Pasó a llamarse Jesús, en fecha imprecisa, por el convento de religiosas del Dulce Nombre de Jesús establecido en el s. XVI.
También, se denominó Monjas del Dulce Nombre de Jesús o calle del Nombre de Jesús y en los padrones de fines del XVII y principios del XVIII se la denomina Jesús Perdido.
En 1846 aparece
rotulada como Jesús de los Baños, por los que se encontraban en el interior del
edificio del convento.
En 1868 ambos tramos se unificaron como Jesús, y en 1977, a petición de la Hermandad de la Vera Cruz, establecida en la capilla del Dulce Nombre de Jesús desde 1942, se acuerda rotularla con el nombre actual de Jesús de la Vera Cruz.
Por error, en el plano de Olavide (1.771) ambos tramos figuran rotulados como Christo.
La calle presenta un trazado irregular, más estrecha en el primer tramo y más amplia en el segundo y ha sido objeto de varios
proyectos de alineación y ensanche:
J. Talavera, en 1857,
hizo una propuesta para abrir una avenida amplia a través de
ella y de Teodosio.
A principios
del s. XX se realizó el retranqueo de la manzana
comprendida entre Ricardo de Checa y Cardenal Cisneros, y a comienzos de la calle, esquina a Alfonso
XII.
Finalmente, en la década de 1960 con la apertura de Virgen de los Buenos libros, quedó
roto el largo frente constituido por la acera
de los pares.
Presenta
Guardacantón en las esquinas con Baños y Botarruedas con Virgen de los Buenos
Libros.
Botarruedas y Guardacantón en la esquina con Virgen de los Buenos Libros
CASAS DE JESUS DE VERA CRUZ
La edificación es muy desigual en tipología, altura, fecha de construcción y usos.
Algunas viviendas de dos plantas con patio sevillano,
o de escaleras y de tres plantas del último tercio del XIX, pero muchas han sido sustituidas por bloques de
viviendas de cuatro plantas.
En esta calle tenían sus casas, hacia 1840, los marqueses de Grañina, y vivió algunos años el duque
de Rivas, donde, según cuenta Gómez Zarzuela, escribió sus Romances Históricos; también
tuvieron allí su residencia Fernán Caballero y los duques
de Medina de las Torres.
Gran parte de
la acera de los pares, en el primer tramo,
está ocupada por la institución religiosa de
las Hijas de María Inmaculada; y en el segundo por el colegio de enseñanza para niñas de las Esclavas Concepcionistas y la fachada de su capilla, dedicada
al Divino Corazón de Jesús.
El Colegio es de carácter religioso. Es un edificio que llama la
atención en su entorno por su diseño, eminentemente neogótico, obra del
arquitecto M. González de Rojas (1904-05). Sobresale en una calle de
casas de estilo regional y edificios modernos. Algunos estudiosos han anotado
cierta similitud con elementos arquitectónico de nuestra catedral gótica,
evidenciando cierta inspiración en la puerta, ventanas o columnas.
Jesús de la Vera Cruz número
12
Es el edificio más representativo. Es
la casa del marqués de
Gómez de la Barreda, denominada La Casa de la Torre,
que tiene su historia interesante.
A mediados del siglo XV, los Duques de Arcos
y de Medina Sidonia, se disputaban el control de la Ciudad, y muchas
residencias se convirtieron en fortalezas con edificios amurallados y torres
defensivas.
Terminadas estas disputas, los Reyes
católicos ordenaron derribar esas torres defensivas, pero una de ellas ha
llegado a nuestros días, la casa de la Torre, en la esquina de Jesús de la Vera
Cruz con Virgen de los Buenos libros.
Sus orígenes se remontan al siglo XIV siendo sus propietarios los Duques de Medina Sidonia, además del Palacio de los Guzmanes en la Plaza del Duque.
A finales del XVIII fue vendida a un comerciante y posteriormente a distintos propietarios, hasta comienzos del XIX en que pasó a la propiedad de los marqueses de Gómez de la Barreda.
Fue
rehabilitada por Antonio Gómez Millán, uno de los arquitectos más reconocidos
del momento, que le terminó de dar el aspecto actual.
Pudo ser derribada al abrirse la calle Virgen de los Buenos libros, pero en su lugar solo se incluyó la casa número 10 de Jesús de la Vera Cruz, justo en el límite con ella.
Esto explica que su fachada
a la calle Virgen de los Buenos Libros sea una simple medianera, con alguna
ventana abierta con el paso de los tiempos, pero sin la elegancia que le
corresponde a un edificio de su antigüedad.
La torre presenta una planta rectangular, en
tres alturas, la superior sobresale del resto del edificio, no coronada por
merlones o almenas que denoten su posible pasado bélico, pues la cierra un
simple pretil de fábrica.
Vista
desde Cardenal Cisneros
La intermedia muestra un balcón protegido por
guardapolvo de pizarra en su parte superior y una reja de forja en el piso,
flanqueada por dos hachones con velas simuladas, que se repite en el resto de
huecos de la fachada de esta planta.
Estos hachones pueden ser de finales del
XVIII cuando Larrumbe y otros asistentes de Sevilla ordenaban a los dueños de
los edificios más importantes que colocaran lámparas, antorchas o luces en las
fachadas, para iluminar la ciudad de noche.
Área
intermedia de la torre
En la planta baja, la fachada
principal es de gran sobriedad, conserva dos
guardacantones de mármol a su entrada y otro
haciendo esquina a Virgen de los Buenos libros.
El Guardacantón es un elemento arquitectónico situado en las esquinas de numerosas calles, son las innumerables columnas, algunas antiguas con capiteles romanos, para preservarla de posibles golpes (ver).
La R.A.E. nos dice que cantón es esquina, y guardacantón es poste de
piedra para resguardar de los carruajes las esquinas de los edificios.
A lo largo de toda su fachada a Jesús de La Vera Cruz presenta una colección de ruedas de molino que conforman el zócalo.
Estas ruedas de molino, denominadas Botarruedas, protegían los bajos del edificio de las ruedas de carruaje, que botaban sobre ellas, al preservarlas de los golpes de los carros y carruajes.
Es una palabra del habla popular, que no está recogida en el diccionario de la R.A.E.
Parece
que el propio Antonio Gómez Millán, los rescató de varias capas de enfoscado
que las tenían ocultos desde hacía mucho tiempo.
La fachada está avitolada (ver),
concepto relacionado con la modalidad en la colocación del ladrillo, que casi
elimina las juntas verticales entre ellos, mientras que marca la separación de
las hiladas, apareciendo entre ellas una superficie ligeramente hundida. Este
sistema de enladrillado fue una creación del barroco sevillano, por Leonardo de
Figueroa, el arquitecto más importante del
siglo XVIII de la ciudad.
Hijas de María Inmaculada
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