viernes, 14 de abril de 2023

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

El Matusalén Sevillano.

En la Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo está enterrado Juan Ramírez Bustamante, "El Matusalén sevillano", que murió a los 121 años en 1.687.

Capilla Sacramental de la Iglesia de san Lorenzo

Juan Ramírez Bustamante, según refleja Ortiz de Zúñiga en sus “Annales Eclesiásticos y Seculares”, nació en Sevilla en 1.556, en el seno de una familia hidalga, aunque de pocos haberes.

Se hizo piloto y participó en numerosos viajes al Nuevo Mundo, enfrentándose tanto a piratas como a tempestades y formando parte de expediciones que descubrieron islas y archipiélagos, desconocidos por los mares de Oriente, y se dice que llegó a dominar siete lenguas de indios.

Se retiró a su ciudad natal a los cuarenta años, obteniendo el título de piloto mayor de la Carrera de Indias, que le permitía disfrutar de seis meses en tierra por cada año de navegación. Se casó, enviudó, se volvió a casar y así hasta cinco veces, llegando a tener cincuenta y un hijos con sus apellidos, de ellos, cuarenta y uno serían "legítimos" y diez “de ganancia“ o “en buena lid”, es decir, fuera del matrimonio, como se solía consentir en la época. 

Con sesenta años se dedicó, durante veinticinco años más, a la enseñanza de Matemáticas y Astronomía en la Universidad de Mareantes, ubicada en aquella época en la calle Betis.

Antigua "Universidad de Mareantes" en la calle Betis

Jubilado de la enseñanza, se entretenía con la confección de dibujos topográficos, que alternaba con la lectura de textos bíblicos y obras de los Santos Padres de la Iglesia. 

Como consecuencia de estas lecturas, comenzó a estudiar la carrera de sacerdote, con sus cuatro años de Humanidades y sus tres de Teología, y se ordenó sacerdote a los noventa y nueve años de edad.

Al día siguiente de su ordenación, se presentó ante el arzobispo de Sevilla quien, por la fecha, debería ser el dominico fray Pedro de Tapia, para solicitar destino. Su Ilustrísima estaba maravillado por la constancia y la energía del nuevo sacerdote, pero consideraba que era demasiado mayor para un destino.

Grabado que representa a fray Pedro de Tapia (1582-1657), obispo de Segovia, Sigüenza y de Córdoba, y arzobispo de Sevilla.

Juan no cedió en su empeño y escribió una carta al propio rey don Felipe IV, para pedir en reconocimiento de los muchos méritos que había alcanzado como marino, como soldado, vencedor de piratas, descubridor de mares y maestre de navegantes, se le hiciera merced de una plaza de capellán en la Real Armada de Indias. 

Esta carta, evidentemente, causó asombro en la Corte, al estar firmada por un anciano de noventa y nueve, pero con tan brillante hoja de servicios, hasta el punto de que el rey evitó enviarlo a nuevas aventuras peligrosas, pero exhortó al arzobispo a que atendiera las pretensiones de Juan Ramírez: “Que por espacio de más de sesenta y cinco años fue piloto y capitán de nuestra Armada, en la flota de las Carreras de Indias, y de la Mar Océana, y recorrió los sietes mares, y participó en muchas batallas, y habla muchas lenguas de indios…..”

Felipe IV de España. Rey de España. Portugal. Nápoles, Sicilia y Cerdeña. Duque de Milan, Duque de Borgoña, Soberano de los Países Bajos y Conde de Flandes. Velázquez. Mationall Gallery de Londres

Por ello, el arzobispo tuvo que acceder a la petición de Juan Ramírez, y de nuevo el impenitente anciano volvió a sorprender a su Ilustrísima al pedirle la parroquia de San Lorenzo, que tenía fama de atender a los feligreses más complicados de Sevilla, como los azacanes de la Puerta de san Juan, los caldereros de santa Clara, los pescadores de la calle Pescadores, los curtidores de la calle Curtidorías, los tahúres de las bodegas y casas de juego del Husillo Real, y las prostitutas y pícaros de todo tipo que ambulaban por la Alameda y sus alrededores.

Finalmente accedió el Arzobispo en la creencia de que enviaba al pobre hombre a la muerte y convencido de que no superaría el primer invierno en San Lorenzo, con sus paredes húmedas, sus puertas enfrentadas y sus techos altísimos.

Pero, Juan Ramírez Bustamante ejerció su labor durante veintidós años en la parroquia de San Lorenzo. 

Fachada sur, del presbiterio, de la Iglesia de san Lorenzo

Y no murió de viejo, ni por enfermedad alguna, sino por accidente. Al parecer, al circular por una pasarela que se llamaba “las pasarelas de San Francisco de Paula” que cruzaba la calle de Las Palmas, hoy Jesús del Gran Poder,  a la altura del entonces colegio de San Francisco de Paula, que actualmente es la iglesia de los Padres Jesuitas, cedió y se rompió uno de los peldaños (el sacerdote era hombre de buen comer y de buen beber y por tanto de gran porte), cayendo de mala manera y sufriendo un traumatismo craneal. 

Era el año de 1.678 y contaba con ciento veintiún años. Sin duda Juan Ramírez Bustamante se ha ganado el título de “Matusalén de Sevilla” y la estima de todos los feligreses de la Parroquia de San Lorenzo. 

Matusalén. Cuadro de Piero della Francesca

11 comentarios:

  1. Eso si que es tener salud de hierro y amor por su trabajo

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  2. Muy curioso y además vecino nuestro. Gracias

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  3. Impresionante biografía

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  4. Delicioso relato. Gracias

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  5. Muy divertida la historia del enérgico y más q longevo Matusalén de San Lorenzo,
    Andrés nos cuenta relatos estupendos,y es tan dinámico y estudioso,q nos sorprende siempre
    Gracias

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  6. Que historia increíble. Vaya con el abuelito. Gracias por compartir esta afición tan bonita

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  7. Manuel y Marisol.
    ! Buenísimo Andrés!
    Nos ha interesado y divertido mucho.
    Otra historia más que sabemos a tu costa. Gracias.

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  8. No conocía esa historia del Matusalén de Sevilla, un hombre con mucha salud y muy luchador en sus tareas ,muchas gracias por compartir este relato tan curioso e interesante, A. Iglesias

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  9. Que capacidad más bien aprovechada. Su amor al trabajo e ilusión por aprender y servir, tal vez, le ayudara a cumplir tantos años. Gracias por compartir tantas bonitas historias.

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