miércoles, 9 de agosto de 2023

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Don Zulema y el Arrabal de los Humeros

La historia del Arrabal de los Humeros, comienza en el siglo XIII, con la donación del rey Alfonso X, como propiedad principal, al judío don Zulema, a Gonzalo Ruiz de Atienza y al caballero Alfonso García.

Don Zulema era un personaje de gran proyección social, para los suyos era Abulrabia Selomo ibn Sadoc de Toledo, poseedor de muchos títulos en hebreo. Incluso los musulmanes le daban tratamiento de Visir.

La dignidad con que lo distinguieron los árabes, nos habla de sus tres facetas públicas: Primero, la de mandadero del rey sabio, por su don de gentes y don de lenguas, atributos importantes en una España multiétnica y poliglota.

De otra parte, su faceta almojarife. El almojarife era la autoridad para recaudar contribuciones, prebenda que se obtenía en arriendo a precio alzado. Para acceder a ella era necesario contar con mano en la corte y caudales propios, también era necesario buen ojo para el cálculo y disciplina contable, pues la ganancia se producía al recaudar, durante el ejercicio, más de lo entregado a su comienzo, a las arcas del rey. En la practica el almojarife era un tesorero de la hacienda real.

Con el tiempo Don Zulema llegó a alcanzar el puesto más alto y más codiciado del escalafón: el de almojarife mayor.

Su tercera faceta publica fue la de defensor de su gente, siendo el líder de la aljama de Sevilla, fundó, reparó y mejoró sinagogas e instituciones de caridad.

Ya al final de su vida, en 1273, se le encomendó la administración de las rentas del infante Don Fernando de la Cerda, de lo que se deduce la alta estima en que lo tenía Alfonso X.

Tras la muerte de Don Zulema, la mayor parte de sus propiedades revirtieron a la corona, y el Rey las donó a la catedral de Sevilla, posiblemente porque al morir quedarían créditos a favor de la corona.

Sin embargo, en otros estudios se confirma que “En el año 1274 había muerto Don Zulema y heredaba su cuantiosa fortuna Don Zag de la Maleha, su hijo, nombrado por el rey almojarife mayor”.

En otra interpretación, Ballesteros pone en estrecha relación la presunta confiscación de los bienes de D. Zulema, con el ajusticiamiento de su hijo. Un suceso que tendría lugar seis años después y sería la primera señal de la represión antisemita que ensombreció los últimos años del reinado de Alfonso X.

Otra de las explicaciones, es que a Don Zulema le sorprendió la muerte en una de sus altas operaciones financieras, dejándolo en descubierto frente a la hacienda real. Don Zag, como heredero habría tenido que cubrir las pérdidas con una parte, sin duda importante, del patrimonio del finado.

Lo cierto es que Alfonso X, dispuso libremente, una vez muerto Don Zulema, de casi todas sus propiedades conocidas, donándolas a la catedral de Sevilla.

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