ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA
Alfonso XII.
Alfonso de Borbón y Borbón, heredero de
la Corona y futuro Alfonso XII, vino al mundo en el Palacio Real de Madrid el
28 de noviembre de 1857.
Desde antes de su nacimiento circularon
rumores que cuestionaban su paternidad, alimentados por la imagen afeminada del
rey consorte Francisco de Asís y por la vida privada de la reina Isabel II. La
murmuración popular señaló al oficial de Ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans
como posible padre biológico, lo que dio pie al mote malicioso de “el
puigmoltejo” para desacreditar al príncipe. Otras versiones apuntaron al
coronel Federico Puig Romero o a Raimundo de Soto, IV conde de Clonard.
El niño
recibió el nombre completo de Alfonso Francisco de Asís Fernando Pío Juan María
Gregorio y Pelagio y fue bautizado el 7 de diciembre de 1857 en la capilla del
Palacio Real. Ofició el patriarca de las Indias y actuaron como padrinos la
infanta Isabel y el papa Pío IX, representado por el nuncio Lorenzo Barili.
Entre los tutores
que orientaron su educación figuraron el duque de Sesto y el arzobispo de
Burgos, designado por la propia reina tras consultar al pontífice. De salud
frágil, se intentó fortalecerlo mediante baños de mar, ejercicios gimnásticos y
deportes que en aquella época comenzaban a popularizarse entre las clases
medias.
El futuro
Alfonso XII con su mentor el duque de Sesto. (ver) (CC BY 3.0)
Exilio (1868-1874)
La Revolución Gloriosa (ver) de septiembre de
1868 obligó al príncipe, que se acercaba a los once años, a abandonar España
junto a su madre. A diferencia de Isabel II, él no permanecería desterrado para
siempre, pues regresaría como rey a comienzos de 1875. La familia se puso bajo
la protección de Napoleón III y se instaló en París, en el Palacio Basilewsky.
Alfonso continuó allí sus estudios en
el colegio Stanislas, mientras la formación política recaía en su preceptor
Guillermo Morphy.
En febrero de 1870 viajó a Roma para
recibir la primera comunión de manos de Pío IX, aunque la reina no consiguió
que el papa reconociera públicamente a los Borbones como legítimos soberanos de
España ni que condenara al gobierno surgido de la revolución.
La guerra franco-prusiana forzó un
traslado temporal a Ginebra.
Durante estos años de exilio el
príncipe recibió una sólida educación internacional en centros de París (el Stanislas), Viena(Collegium Theresianum), Ginebra (Academia Pública) y, finalmente, en la Royal Military
Academy de Sandhurst, donde completó su preparación militar. De este recorrido
obtuvo un amplio dominio de idiomas, conocimientos de historia europea y
familiaridad con pensadores como Benjamin Constant o Walter Bagehot.
El 20 de
junio de 1870 Isabel II abdicó en su favor. El 1 de diciembre de 1874, cuando
Alfonso acababa de cumplir diecisiete años, Cánovas del Castillo redactó el
conocido Manifiesto de Sandhurst, que el príncipe firmó y en el que ofrecía
restaurar en su persona una monarquía hereditaria y representativa.
Acceso al trono y primeros años de reinado
El pronunciamiento del general
Martínez-Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 abrió paso al retorno de
los Borbones. En aquel momento, el
jefe del Estado era el general Serrano y el jefe del Gobierno era Sagasta. Alfonso XII llegó
a Barcelona el 9 de enero de 1875 y el día 14 entró en Madrid, donde fue
proclamado rey ante las Cortes.
Alfonso XII de
España. Fotografía de Fernando Debas de 1875. (ver) (CC BY 3.0)
Su tarea era ingente: restituir el
prestigio de la monarquía tras los fracasos del reinado de Amadeo I y de la
Primera República, poner fin a las guerras carlista y cubana y devolver
estabilidad institucional y económica al país.
El 30 de junio de 1876 se aprobó una
nueva Constitución que establecía una soberanía compartida entre el rey y las
Cortes. El monarca quedaba configurado como poder moderador y jefe supremo del
Ejército y la Armada, bases legales sobre las que se asentaría el sistema de la
Restauración. Bajo esta arquitectura política, y gracias a prácticas
electorales controladas, el Partido Conservador y el Partido Liberal se
turnarían en el gobierno hasta el golpe de Primo de Rivera de 1923.
Ese mismo año concluyó la tercera
guerra carlista, se logró una tregua en Cuba con la Paz de Zanjón y se
suprimieron los fueros vascos mediante la ley de 21 de julio de 1876. Por sus
esfuerzos pacificadores, Alfonso comenzó a ser llamado popularmente “el
Pacificador”.
Matrimonios, tragedias personales y atentados
El
23 de enero de 1878 contrajo matrimonio, por amor, con su prima María de las
Mercedes de Orleans, hija de los duques de Montpensier. La joven
reina murió pocos meses después, víctima de tifus, suceso que dio origen a
célebres coplas y piezas teatrales, siendo el más conocido el de: “¿Dónde vas,
Alfonso Doce, dónde vas, triste de ti? Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde
no la vi…”.
El
impacto emocional en Alfonso fue profundo, y solo la insistencia de Cánovas
consiguió que abandonara su retiro
en el Monasterio de El Escorial y retomara su actividad
pública.
A su regreso a Madrid, el 23 de octubre
de 1878 sufrió un atentado en la calle Mayor, del que salió ileso. Su autor, Juan Oliva Moncusí, sería ejecutado a garrote vil el 4 de
enero de 1879.
Para asegurar la continuidad dinástica,
se alentó una nueva boda, celebrada en noviembre de 1879 con María Cristina de
Habsburgo-Lorena, de veintiún años de
edad, católica y sobrina del emperador Francisco José I de Austria.
Alfonso XII con
su segunda esposa María Cristina de Habsburgo-Lorena. (ver) (CC BY 3.0)
En esos
mismos años el rey mantuvo relaciones sentimentales extramatrimoniales, la más
duradera con la cantante Elena Sanz, madre de dos hijos suyos sin derecho
sucesorio. Posteriormente, otra relación con la artista Adela Borghi obligó a
intervenir a Cánovas para evitar escándalos mayores.
El 30 de
diciembre de 1879, acompañado de la reina,
sufrió un segundo atentado, también sin consecuencias graves.
Últimos años y muerte
Desde
1883 su salud se deterioró progresivamente debido a una tuberculosis que
arrastraba desde la infancia. A pesar de ello, continuó dedicándose a su tarea
pública y mostró gran cercanía en situaciones de crisis, como las epidemias de
cólera o el terremoto de Andalucía de 1884.
Visita del rey
Alfonso XII a las víctimas del terremoto de Granada de 1884. (ver) (CC BY
3.0)
El rey murió en el Palacio de El Pardo
el 25 de noviembre de 1885, acompañado por la reina y sus hijas, escena
inmortalizada por Juan Antonio Benlliure en el cuadro “El último beso” de 1887.
Sus restos reposan en la cripta Real del Monasterio de El Escorial.
María Cristina,
que estaba embarazada, dio a luz meses después a un varón póstumo, el futuro
Alfonso XIII, y ejerció la regencia hasta 1902.
La muerte de
Alfonso XII abrió paso a la política de pactos entre Cánovas y Sagasta, base
del turno pacífico de partidos que caracterizaría las décadas finales de la
Restauración.
Durante su breve reinado se consolidó la paz interior y la administración se reorganizó con suficiente solidez como para soportar, años después, el impacto de la guerra de 1898 sin que el país se precipitará en una revolución. La muerte del rey significó el inicio del pacto político entre Cánovas y Sagasta, la denominada "política del pacto" o "política del turno", además de otros pactos, como el militar y el religioso.










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