domingo, 14 de mayo de 2023

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Jaime de Palafox y Cardona 

Jaime de Palafox y Cardona nació en la ciudad de Ariza, pequeña localidad de Aragón situada en la provincia de Zaragoza, era hijo de Juan Francisco de Palafox y Blanes, Conde de Ariza, señor de aquellas tierras y descendiente de Guillén de Palafox que compró la villa en 1381 a  Pedro IV de Aragón y de  Doña Felipa de Cardona y nieto de los príncipes de Ligni.

Renunció a los títulos nobiliarios que le correspondían por su nacimiento y decidió seguir su vocación religiosa.

Se educación se desarrolló en la corte de Doña Mariana de Austria. Estudió teología en Salamanca, ciudad en la que fue nombrado rector de la universidad en 1662, y cánones en  Zaragoza, donde también sería nombrado rector en 1669, ​ rechazando el ofrecimiento de convertirse en obispo de Plasencia.  

Siendo Prior de la Iglesia Metropolitana de Zaragoza se relacionó con las capuchinas ya que su hermana había profesado en dicha comunidad bajo el nombre de Sor Josefa.

Más adelante fue diputado del reino de Aragón y aceptó el nombramiento de arzobispo de Palermo   en 1677, permaneciendo en el puesto hasta 1684 y desde donde trajo la devoción de santa Rosalía.

Durante su estancia en Palermo, conoció los escritos del místico Miguel de Molinos, publicados bajo el nombre de “Guía Espiritual”, y los consideró de gran interés pastoral, hasta el punto de colaborar activamente en la primera edición de la obra que se publicó en Palermo, y escribir una alabanza de su autor que se incluyó a modo de prólogo en la edición.

Para Miguel de Molinos el alma no ha de hacer nada, solo estar pura y sin pecado, aligerada de toda preocupación o meditación y Dios hará lo demás. Esto produce un vacío espiritual, como el camino más corto para llegar a Dios. Estas doctrinas son curiosamente muy cercanas al budismo y a su búsqueda del nirvana.  Entre los protestantes, una doctrina similar se encuentra entre los cuáqueros.  

El 13 de noviembre de 1684 Palafox fue nombrado arzobispo de Sevilla   y tomó posesión del cargo el 15 de febrero de 1685, e introdujo la devoción a Santa Rosalía  en la archidiócesis de Sevilla, encargando un magnífico busto en plata de la santa para conservar unas reliquias que había traído desde Palermo, el cual se encuentra en la actualidad en la Catedral de Sevilla.  

También le encargó al fraile franciscano fray Juan de San Bernardo la redacción de una biografía de Santa Rosalía que se publicó en Sevilla en el año 1689.

Fue el impulsor de la fundación del Convento de santa Rosalía (ver) en Sevilla, para lo cual se trasladaron unas monjas clarisas capuchinas desde Zaragoza entre las que se encontraba su hermana, Josefa de Palafox y Cardona, que fue la primera abadesa, y su sobrina sor Andrea Serafina Moncayo Palafox. El edificio se comenzó a construir en el mes de octubre de 1701, sin embargo, el arzobispo no pudo ver la obra finalizada pues falleció dos meses después, el día 2 de diciembre del mismo año.

Igualmente, Jaime de Palafox impulsó las obras del Hospital de los Venerables   para el sostenimiento de sacerdotes ancianos y enriqueció el Palacio Arzobispal.  

Tras un debate teológico, en 1685 y a pesar de su abjuración, Molinos fue apresado por la Inquisición, condenado a reclusión perpetua y prohibida su obra por Inocencio XI.  Por ello, Jaime de Palafox se encontró en una situación muy delicada

A pesar de todo defendió públicamente la doctrina molinosista, lo que provocó que algunos de los colaboradores directos del arzobispo fueran condenados a diferentes penas, como Antonio de Pazos, visitador de monjas del arzobispado que tuvo que retractarse, salir en auto de fe celebrado el 10 de mayo de 1687 y sufrir pena de destierro. También fue detenido Juan de Bustos, canónigo de la iglesia de san Salvador   de Sevilla. Finalmente, el mismo arzobispo tuvo que retractarse, en otoño de 1687, en una carta pastoral en la que llamó a su antiguo y admirado amigo “Hijo de maldad y de perdición, infernal monstruo y pérfido miserable.

Retrato del prelado Jaime de Palafox y Cardona. Obra anónima del siglo XVIII. Catedral de Sevilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario