ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA
Fray Luis Sotelo.
Nació
en Sevilla 6 de septiembre de 1574 de
una familia noble pues su Hermano Don Diego Cabrera, fue Caballero Veinticuatro.
Estudió en la Universidad de Salamanca antes de entrar al convento franciscano
frecoleto del “Calvario de los Hermanos Menores”.
En 1600 se trasladó a Dilao (Filipinas), que contaba
con una importante comunidad católica, y se mantuvo allí hasta que las fuerzas
españolas la destruyeron en 1608.
En 1608 Paulo V autorizó a las órdenes religiosas
menores (dominicos y franciscanos) a catequizar Japón, que hasta entonces era
actividad exclusiva de la Compañía de Jesús, por lo que Sotelo se trasladó a
este país, donde realizó una gran labor evangelizadora.
En 1613 vino a Sevilla acompañando al embajador japonés Hasekura
Tsunenaga, del rey de Boxú, Date
Masamura, cuya carta de presentación, en japonés, se
conserva en el Archivo Municipal.
Los miembros de la llamada “Embajada Keicho” se alojaron en Coria
del Río (Sevilla) y parte de esta expedición se quedó a vivir definitivamente en
este pueblo, tras el fracaso de la misión nipona para establecer
lazos comerciales con España, con lo cual estos inmigrantes
tomaron nombres castellanos con el apellido Japón. De esta expedición se deriva
el apellido Japón tan frecuente en Coria del Río.
Sus componentes fueron bautizados en
Madrid antes de trasladarse a Roma, donde tuvieron una audiencia con Paulo
V.
En
1618 acompaño a la delegación en su retorno a Filipinas donde permaneció
temporalmente por temor a sufrir la represión que estaban padeciendo los cristianos en
Japón.
En 1620, el “Consejo Católico de las Indias” lo envió
de vuelta a Nueva España con la misión de continuar con sus actividades
misioneras.
En
1622, se infiltró en Japón a bordo de un barco chino, pero las autoridades le descubrieron y le
encarcelaron durante dos años de cárcel y posteriormente lo asesinaron, el 15 de noviembre de 1624 a la edad de 50 años, quemándole vivo en compañía de otros dos franciscanos, un
dominico y un jesuita.
El Papa Pio XI lo beatificó en el año 1867.
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