AREA DE SAN LORENZO
Hermandad del Dulce Nombre.
Parece que nace en los siglos XVI y XVII de la fusión de tres
congregaciones distintas.
La de los “Niños Perdidos” o, como dicen algunos historiadores de temas
sevillanos como Félix González de León, la del “Socorro y Amparo”, de claro
carácter benéfico desde sus inicios en la Segunda mitad del siglo XVI.
La llamada del “Dulce Nombre de María”, una Hermandad de Gloria y Luz, de
finales del siglo XVI, que se transformará en cofradía penitencial a partir de
la primera mitad del siglo XVII, pasándose a denominar del “Dulce Nombre de
María y Mayor Dolor de Cristo”.
La titulada de la “Bófeta que dieron a Cristo en casa de Anás”, una
hermandad existente desde finales del siglo XVI, que se constituyó desde sus
inicios con un auténtico sentido pasional para celebrar estación de penitencia
en Semana Santa.
La Hermandad del “Niño Perdido y la Gloriosa Santa
Ana” fue fundada, bajo esta advocación y patrocinio en la cuaresma de 1584 o
1585, por Fray Diego Calahorrano, maestro provincial de la orden de los
predicadores, en una capilla del convento dominico del Monasterio de Santa
María de Montesión, en la collación de San Juan de la Palma. Posteriormente se
trasladó a la calle Pajería (actual Zaragoza), y más tarde a la calle del
Naranjo (actual Méndez Núñez).
Otros autores consideran que su Título era de “Socorro y Amparo”, y que había sido siendo erigida bajo el amparo y patrocinio del Cardenal Arzobispo de Sevilla, D. Rodrigo de Castro, que regentaba la sede hispalense desde el año 1576, y que incluso le concedió para su mantenimiento posterior una dotación de 100 ducados de oro a perpetuidad.
En un principio, su objetivo primordial, era atender, amparar y socorrer tanto a los niños y niñas huérfanas, desamparadas y abandonadas de la Ciudad de Sevilla. Posteriormente y tras ser acogida bajo el patrocinio y tutela del Ayuntamiento, en 1587, se dedicó única y exclusivamente al auxilio y ayuda de niñas desvalidas. Tuvo su primer asiento benéfico en la confluencia de las calles de Cañaveria (actual Joaquín Costa) y Niño Perdido, terrenos de la Isleta de la Feria (Alameda de Hércules).
A finales del siglo
XVI, surge la Hermandad de “Gloria del Dulce Nombre de María” erigida en la
collación de San Bartolomé el Nuevo o del Compás y que, en 1634, residía en Santa María de las Nieves (actual
Santa María la Blanca), con el Título de “Dulce nombre de María y Mayor Dolor
de Cristo “como hermandad gremial de penitencia y no de luz. Entre sus hermanos
había muchos escribanos públicos sevillanos y ministros de la plaza y el 27 de marzo de 1641, fue recibido como hermano de esta Institución, el
sarguero o pintor de lienzos, vecino de Sevilla, Francisco de Zurbarán.
Posteriormente, esta
Hermandad se trasladaría al Convento de la Merced (actual Museo de Bellas
Artes), donde se fusionaría con la tercera de las hermandades que originan la
actual Hermandad de “la Bofetá”.
Hacia la segunda mitad del siglo XVII, nacer la
tercera y última corporación religiosa que dará paso posteriormente a la actual
Hermandad de “La Bofetá”, se trata de la hermandad penitencial titulada de la “Bofetá
que dieron a Cristo en casa de Anás”, aunque este nombre no aparece registrado
en ningún documento hasta el 28 de Agosto de 1694 con el título de “Cofradía
del Santísimo Cristo de la Bofetada”, con residencia canónica en la Iglesia
Casa Grande del Convento de la Merced (hoy Museo de Bellas Artes) desde finales
del siglo anterior, y cuya cotitular mariana poseía la advocación del Nombre de
María, pues la misma era según se cree, la Dolorosa de la Hermandad de Santa
María de las Nieves (actual Santa María la Blanca), corporación que se había
trasladado anteriormente a este templo de la orden mercedaria.
PASO DE MISTERIO
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