RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Escritores
Francisco de Quevedo.
Francisco
Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos nació en Madrid el 14 de
septiembre de 1580, en el seno de una familia de hidalgos provenientes
de la aldea de Vejoris (Santiurde de Toranzo), en las montañas de Cantabria.
Nació cojo, por deformidad de ambos pies, y con una
severa miopía. Fue bautizado en la parroquia de San Ginés el 26 de septiembre
de 1580.
Su abuela era azafata de la infanta, su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y su padre, Pedro Gómez
de Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de
Austria, y más tarde lo fue de la reina Ana de Austria, cuarta esposa del rey
Felipe II.
Su padre falleció cuando tenía
seis años y su hermano Pedro cuando contaba once años.
En 1591 le nombraron como tutor
a un pariente lejano, Agustín de Villanueva, del Consejo de Aragón.
Dotado de una
inteligencia precoz, con los jesuitas, en Ocaña, y luego en Alcalá de Henares,
estudió lenguas clásicas, francés, italiano, filosofía, física y matemáticas,
así como teología sin llegar a ordenarse, pero obteniendo el título
de Bachiller el 1 de junio de 1600, y entre
1601 y 1605 estudia en la universidad de Valladolid.
En 1613
se traslada a Italia para servir al duque de Osuna, virrey primero en Sicilia y
luego en Nápoles.
Durante
su estancia italiana desempeñó importantes misiones como hombre de confianza
del duque de Osuna, por ejemplo, como embajador ante el Papa Pablo V, como
enviado especial para entrevistarse con el Monarca en el Escorial, como agente
que preparaba la boda del marques de Peñafiel, primogénito del duque de Osuna
con la hija del duque de Uceda, como encargado de llevar las contribuciones del
Parlamento de Sicilia, y sobre todo de Nápoles a la Corona.
En
recompensa por estos servicios, y por recomendación del duque de Osuna, le fue
concedida por el rey la Cruz de Santiago. El hábito de Santiago, le fue solemnemente
entregado el 8 de enero de 1618 por el duque de Uceda en las Bernardas (con ese
hábito le retrataron Velázquez, alguien de su taller, y Pacheco).
Francisco de Quevedo y Villegas. Pacheco, Francisco. 1599.
“El libro de descripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones”
Desde 1619 a 1621,
fue desterrado a la Torre de Juan de Abad, tras una breve prisión en Uclés,
ocasionada por la caída del duque de Osuna, denunciado por complicidad en la Conjuración
de Venecia.
La Torre Juan
de Abad es un lugar pequeño, entre andaluz y manchego a unos 20 Km al sur de
Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), cuyo
señorío había comprado su madre con todos sus ahorros para él antes de fallecer,
pero los vecinos del lugar, no reconocieron esa compra y Quevedo pleiteará
interminablemente con el concejo, y el pleito se resolverá a su favor, tras su
muerte, en la persona de su heredero y sobrino Pedro Alderete.
En 1622 había vuelto a ser desterrado
brevemente a la Torre, pues la “Junta para la Reformación de las Costumbre” le
denunció por llevar una vida licenciosa, por vivir amancebado con una mujer llamada
Ledesma de la que tenía hijos.
Pero los destierros mucho tuvieron que ver con el ascenso
político del Conde Duque de Olivares, con el que mantenía una enemistad
política y personal, por lo que la vuelta a Madrid le estuvo prohibida en
varias ocasiones, siendo La Torre de Juan Abad, señorío de Quevedo, el pueblo
donde escribió gran parte de su extensa obra literaria.
Sin embargo, durante
el otoño de 1628 redactó “Lince de Italia” donde analiza la política española
en Europa y la obra debió ser seductora, pues, fue llamado a Madrid por el
cardenal Trejo (diciembre de 1628), presidente del Consejo Real, para algún
empeño oficial, o para muchos, como insinúa Novoa, entre ellos para encargarle
la propaganda a favor de las medidas económicas del conde-duque.
Fue denunciado anónimamente
a la Inquisicion, pero él se auto-delató denunciando que los libreros habían impreso
sin su permiso muchas de sus piezas satíricas haciéndose ricos a su costa.
En 1632 es nombrado secretario del
monarca, lo que supuso la cumbre en su carrera cortesana, pero lleva una vida
privada algo desordenada, por lo que su amigo, protector y mecenas, el duque de
Medinaceli, hostigado por su mujer, lo obliga a casarse con doña Esperanza de
Mendoza, señora de Cetina, viuda y con hijos, y el matrimonio, realizado en
1634, apenas dura tres meses, y su mujer fallece en 1641.
Entre 1636 y
1639 Quevedo vivió aparentemente apartado de la política, incluso con largas
estancias en su señorío manchego, pues le molestaban los festejos del nuevo
Palacio del Buen Retiro (a cuya inauguración, en 1633, había acudido con Lope
de Vega).
7 de diciembre
de 1639 fuera detenido en las casas del duque de Alba, alquiladas por el duque
de Medinaceli, que le alojaba, y llevado sigilosamente al Convento de San
Marcos de León, como caballero del hábito de Santiago.
Intriga contra Francisco de Quevedo y Villegas en los
jardines del palacio del Buen Retiro. Perez Rubio, Antonio. Hacia 1876. Óleo
sobre lienzo. 55 x 90 cm. Museo del Prado. No expuesto. (CC BY 3.0)
La prisión del
escritor tenía una base política, aunque se justificó por sus escritos satíricos
y se formalizó con una acusación oficial de su amigo el Duque del Infantado que
lo acusaba de ser confidente de los franceses, y se
concluyó con el destierro del Duque de Medinaceli.
En la cárcel, envejecido y enfermo, pasó casi cuatro
años, siendo liberado en junio de 1643, meses después de la caída del
Conde-Duque de Olivares, a instancia de Juan de Chumacero, el nuevo Presidente
del Consejo Real
Volvió a
Madrid, para retirarse nuevamente a La Torre, en donde trascurrió el último año
de su vida, y murió el 14 de septiembre de 1645 en el Convento de Dominicos de Villanueva
de los Infantes.
Se
cuenta que su tumba fue profanada días después por un caballero que deseaba
tener las espuelas de oro con que había sido enterrado y que dicho caballero
murió al poco en justo castigo por tal atrevimiento.
Aunque no
se sabe con certeza donde descansan sus restos, en 2009, parece que sus restos
fueron identificados en la cripta de Santo Tomás de la iglesia de San Andrés
Apóstol.
La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605,
en la antología conocida con el nombre de “Primera parte de las flores de poetas ilustres de España”.
Dejó los poemas en manos de su amigo Jose Antonio González
de Salas para hacer una edición póstuma, cuya primera parte salió en
Madrid en 1648 con el título de “El
Parnaso español, monte en dos cumbres dividido, con las nueve Musas”.
Pero, González de Salas murió en 1651 sin publicar la segunda parte, así que el
sobrino y heredero de Quevedo Pedro Aldrete o Alderete, hijo de su hermana
Margarita, publicó “Las tres
Musas últimas castellanas. Segunda cumbre del Parnaso español” (1670)
La obra poética de Quevedo, está constituida por unos
875 poemas y presenta ejemplos de casi todos los subgéneros de su época: poesía
satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, parodia de la poesía heroica, poemas
descriptivos, religiosos, fúnebres, metafísicos y filosóficos de carácter neoestoico.
Destacan sobre todo sus sonetos
metafísicos y sus salmos, donde se expone su más íntimo desconsuelo existencial
y su angustia por el paso del tiempo.
Abominó de la estética del Culteranismo cuyo
principal exponente, Luis de Gongora, fue violentamente atacado por
Quevedo en sátiras personales
Además, fue un feroz antijudío y su judeofobia quedó
reflejada "en todo tipo de escritos, incluyendo sus poemas satíricos"