ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA
La leyenda de la Virgen de la Macarena y el reloj.
Esta leyenda esta referida por Félix González de León, cronista de la
primera mitad del siglo XIX, y recogida posteriormente por José Bermejo en
“Glorias Religiosas”.
Hace alusión a dos acontecimientos independientes que se unen en un
momento determinado.
Un episodio hace referencia al convoy “La Flota de la Carrera de Indias”
que cada año salía de Sevilla y regresaba al año al año siguiente con el nombre de “La Flota de
la Plata”, pues sus galeones llegaban cargados de plata y de las mercancías procedentes de las indias.
Según
la leyenda, un viajero que iba a zarpar en un barco de este convoy, enfermó
antes de hacerlo y fue trasladado al
Hospital de las Cinco Llagas, junto con su equipaje, y falleció sin llegar a
hacer testamento.
Pasado un año sin que nadie reclamara
sus pertenencias se decidió abrir su equipaje, y entre otros objetos
encontraron la mascarilla y las manos de una Virgen.
Pero, las
monjas del Hospital no encontraron espacio en la capilla para exponerla por lo
que fue guardada en un almacén.
Pero, así como no necesitaban a la Virgen, sí precisaban de un reloj con
campana para los servicios religiosos de la comunidad y del propio hospital.
El otro episodio, según la leyenda, hace referencia a la Hermandad de la Macarena
que fue fundada por el gremio de hortelanos, en 1590, en el convento de san
Basilio (ver).
Esta Hermandad primitivamente carecía de imágenes, pues solo disponía de
un crucificado, y solo realizaba actos piadosos en el interior del templo.
Posteriormente,
comenzó a procesionar en Semana Santa, el Viernes Santo de madrugada, llevando la
imagen del Crucificado en una parihuela desde San Basilio a la plaza de la Pila
del Tesorero, en la confluencia de calle Relator con calle Feria, alcanzando la
Alameda para dar la vuelta en la plazuela de la Cruz del Rodeo (ver), y
regresar por la actual calle Peris Mencheta hasta la calle Feria, para rezar en
la Cruz Verde (ver), y entrar en su templo de San Basilio.
Posteriormente, tras la reforma de los desfiles
procesionales del cardenal don Rodrigo de Castro, la Hermandad decidió
adquirir una Virgen para completar su desfile procesional, adoptando la
advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, pero no disponía de capacidad
económica para adquirir una imagen.
Pero,
la hermandad era poseedora de un reloj, donación de un devoto, que no se había
usado porque se utilizaba el de los monjes basilios.
Y
aquí se unen los dos episodios, cuando el mayordomo de la Hermandad tiene
conocimiento de que el Hospital de las Cinco Llagas necesita un reloj, y que al
mismo tiempo posee una imagen de la Virgen arrumbada en un almacén.
Por ello, se hicieron las gestiones
oportunas para cambiar el reloj por la Virgen, pero el administrador del hospital no quería perder
totalmente la imagen, por lo que propuso que en la escritura no constase como permuta
definitiva, sino como una cesión temporal “sine die”, según la cual, la
Hermandad podía anular el acuerdo cuando quisiera, pero el hospital solo podía
romper el contrato si la imagen entraba en los terrenos del hospital.
En
1653 la Hermandad se trasladó del convento de san Basilio a la Iglesia de san
Gil, y en 1846, mientras la Hermandad realizaba su Estación de Penitencia, se
derrumbó el techo de san Gil, por lo que los oficiales de la Corporación
decidieron que la cofradía se recogiera provisionalmente en el templo más
cercano, que era la capilla del Hospital de las Cinco Llagas.
Al alcanzar la Virgen el límite donde
empezaba el terreno propiedad del hospital, un anciano gritó: “No la entréis,
que la perderéis”. Dicho anciano explicó al Hermano Mayor que si la Virgen
entraba en el hospital se tendría que quedar para siempre en la capilla, porque
así estaba estipulado en el contrato que se había hecho años atrás, y
que él conocía porque cuando era aprendiz de relojero ayudó a instalar el
reloj que fue permutado por la Virgen en esas condiciones.
Por ello,
la Junta de Gobierno acordó llevar los pasos a la capilla de San Hermenegildo,
junto a la Puerta de Córdoba, donde permanecieron hasta la terminación de las
obras de reparación de la parroquia de San Gil.
Con el paso del tiempo, este “bulo” ha
perdido efectividad y en varias ocasiones el paso de la Esperanza Macarena ha
entrado en el Hospital, como en la mañana del Viernes Santo de 1937, durante la
Guerra Civil, para bendecir a los heridos de dicha guerra.
Actualmente el Hospital de las Cinco Llagas es la Sede del Parlamento de Andalucía por lo que quedaría anulado ese contrato de permuta de la Virgen con el reloj del Hospital.
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