RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas
San Román.
San Román nació
en tierras palestinas y, tras recibir la ordenación diaconal, desarrolló su
ministerio durante los últimos años del siglo III. Inicialmente predicó en
Cesarea, y más tarde en Antioquía, ciudad situada en la actual Turquía, cerca
de la frontera con Israel, donde fortalecía la fe de los cristianos
encarcelados, exhortándolos a no rendirse ante el culto pagano. Estas acciones
provocaron su arresto inmediato, por orden del gobernador Asclepiades.
Algunas
fuentes alternas sostienen que Román habría nacido a comienzos del siglo III y
que, antes de convertirse al cristianismo, sirvió como soldado en la guardia
del emperador Valeriano (253–260). Su condición militar lo llevó a presenciar
numerosos interrogatorios y tormentos infligidos a cristianos durante la
persecución iniciada por el emperador en Roma, a partir del año 257. Entre
estos episodios, fue testigo del martirio del diácono San Lorenzo, cuya firmeza
en la fe lo impresionó profundamente y encendió en él el deseo de abrazar el
cristianismo.
Cuando San
Lorenzo fue encarcelado, Román pidió permiso para llevarle agua. Al entrar en
la celda, presenció, según la tradición, la presencia de un ángel que asistía
al mártir. Conmovido por esta experiencia sobrenatural, Román fue bautizado por
el propio Lorenzo, transformando así el agua física en símbolo del agua viva
del Evangelio.
Recién
bautizado, Román fue descubierto por otros soldados y presentado ante el juez,
quien ordenó azotarlo para obligarlo a renunciar a su fe. Su única respuesta
fue una firme y reiterada confesión: “Soy cristiano”. Por ello fue condenado a
morir en la hoguera, pero la ejecución no se cumplió porque una lluvia
repentina extinguió las llamas.
El relato de su
martirio se conserva gracias a un extenso himno compuesto por el poeta latino
Aurelio Prudencio, originario de la actual Zaragoza, hacia finales del siglo
IV. En él se describen con detalle las torturas que padeció: flagelaciones,
mutilaciones e incluso, según la leyenda, el corte de su lengua. No obstante,
se afirma que, por milagro, continuó proclamando su fe, a pesar de esta
mutilación. Finalmente, fue estrangulado en prisión hacia el año 303.
El
milagro de hablar sin lengua es un elemento recurrente en la literatura
martirial cristiana, con antecedentes incluso anteriores, ya que se consideraba
que la lengua era el órgano por excelencia para alabar a Dios.
Se
cuenta también que un niño llamado Barula (o Várulas), que presenciaba el
sufrimiento del santo, proclamó públicamente su fe en Cristo. Como castigo, fue
sometido a tormento y finalmente decapitado.
El culto a San
Román se extendió notablemente en la península ibérica, donde numerosos
santuarios, iglesias y ermitas llevan su nombre, muchas de ellas fundadas en
época medieval.
Una de
las representaciones más célebres del santo es la pintura que Francisco de
Zurbarán realizó en 1638 para la iglesia de San Román en Sevilla. Esta obra fue
saqueada durante la invasión napoleónica por el mariscal Soult y actualmente se
encuentra en el Museo de Arte de Chicago.
Años más
tarde, el párroco de San Román y Santa Catalina, don Francisco Blanc Castán,
encargó una copia de la obra al pintor Ricardo Gil. Esta réplica, que se
conserva en el presbiterio de la iglesia sevillana de San Román, muestra al
santo con el niño Várulas a su lado. San Román aparece revestido con capa
pluvial, sosteniendo un libro en una mano y su lengua, símbolo de su
testimonio, en la otra.
Iglesia de san Román (ver)
En los laterales de la portada principal se sitúan dos estrechas ventanas polilobuladas mudéjares, arcos polilobulados y enmarcadas por alfiz, bajo las que vemos dos retablos cerámicos, de san Román y santa Catalina, titulares de esta iglesia parroquial.
Detalle del azulejo de San Román
El templo sigue el conocido tipo parroquial
sevillano, con tres naves, siendo la central de mayor anchura y altura que las
laterales, separadas entre sí por arcos ojivales sostenidos por pilastras
cuadrangulares. Las bases de las pilastras muestran retablos cerámicos con
figuras de santos pintados por Antonio Muñoz y fabricados por Cerámica Crucis o
cerámicas Montalván.
San Román
En el lado derecho del Presbiterio se encuentra un cuadro de San Román en su vida terrenal y gloriosa,
obras modernas de Ricardo Gil.
San Román en su vida terrenal y gloriosa
En el lado izquierdo del Presbiterio destaca
la vidriera de san Román y el cuadro
de San
Román de Antioquia copia moderna del cuadro de Zurbarán
que se encontraba en esta iglesia antes de la invasión francesa, y actualmente
en el Museo de Arte de Chicago.
Vidriera de san Román
San Román de Antioquia. Copia de Zurbarán
El retablo mayor de la Iglesia de san Román, es una obra de
gran interés tanto por su categoría artística como por su historia material.
Retablo
mayor
En el espacio central del segundo cuerpo se ubica la
escultura de san Román, obra moderna de Francisco Berlanga, de 1998. A los
lados de san Román tenemos pinturas de san Sebastián (izquierda) y san Roque
(derecha).
San Román
Detalle de san Román
Detalle de san Román
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