RUTAS POR SEVILLA: Ángeles y Arcángeles.
San Gabriel.
El
nombre “Gabriel” proviene del hebreo “Gavri’el” (גַּבְרִיאֵל), que se traduce
como “Dios es mi fuerza” o “fuerza de Dios”. Está compuesto por dos partes:
“gever” (גֵּבֶר), que significa “hombre” o “fuerza”, y “El” (אֵל), que
significa “Dios”.
El arcángel San Gabriel es uno de los tres
arcángeles mencionados en la Biblia, junto con San Miguel y San Rafael.
Su papel principal es llevar mensajes divinos a la humanidad, y por eso se le
asocia con la comunicación, la revelación y la esperanza. Es el ángel de la Encarnación y del Consuelo, y en la tradición cristiana
Gabriel es siempre el ángel de la misericordia
En el Antiguo Testamento, aparece en el
libro de Daniel (8:16 y 9:21),
donde interpreta las visiones del profeta sobre el futuro de Israel.
En el Nuevo Testamento, en el Evangelio de Lucas (Lc 1:11-20),
Gabriel se presenta a Zacarías
para anunciarle el nacimiento de San
Juan Bautista. Luego, es el ángel que le anuncia a la Virgen María que concebirá a Jesucristo por obra del Espíritu Santo
(Lc 1:26-38). Este episodio es conocido como la Anunciación y es una de sus apariciones más importantes.
Zacarías, santo sacerdote del Templo de
Jerusalén, de la casa de Abías, una de las veinticuatro familias de los hijos
de Aarón, casado con Isabel, igualmente descendiente de Aarón (Lc
1:5). Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de
edad avanzada.
En una visión, a Zacarías se le apareció el
ángel Gabriel que le comunicó que tendría un hijo, al que llamaría Juan, a
pesar de que su mujer era estéril. Zacarías le pidió una prueba y al instante
quedó mudo, recobrando el habla al nacer el niño.
“No temas, Zacarías; tu súplica ha sido
escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Precederá
al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con
sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así
al Señor un Pueblo bien dispuesto”. “Yo soy Gabriel, el que está delante de
Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás
mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber
creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo” (Lc 1: 5-20).
El
sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de
David; la virgen se llamaba María. (Lc 1: 26-38).
Entró
el ángel a donde estaba ella y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo.
Al
oírlo ella quedó desconcertada y se preguntaba qué clase de saludo era aquel.
El
ángel le dijo: No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y
darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de
Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que
reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reino no tenga fin.
María
respondió al ángel: ¿Cómo sucederá eso si no me he unido a un hombre?
El
ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de
Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la
que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para
Dios.
Respondió
María: Yo soy la sirvienta del Señor, que se cumpla en mi tu palabra.
Pero, Gabriel
(Jibril) con los demás ángeles ya está presente en las religiones judía e
islámica, de tal manera que es el arcángel que revela el Corán al profeta
Mahoma y anuncia a Mahoma su misión en el mundo (sura II, 97-98).
El 12 de enero de 1951 el Papa
Pío XII nombró al arcángel Gabriel patrono de las telecomunicaciones y
trabajadores de la comunicación. Posteriormente, el 9 de diciembre de 1972, fue
nombrado patrono de los carteros y empleados de correos por el Papa Pablo VI.
Asimismo, al ser conocido popularmente como el "Embajador de Dios",
se le conoce también como patrono de los embajadores y diplomáticos.
San
Gabriel suele ser representado: Con un lirio
blanco, símbolo de la pureza de María. Con un pergamino o un mensaje, en referencia a su papel de mensajero. A
veces con una trompeta, por la
creencia de que anunciará el Juicio Final.
Museo de Bellas Artes de Sevilla
Anunciación.
Fernández, Alejo. Hacia 1508. Pintura sobre tabla. 72 x 49,5 cm. Museo de Bellas
Artes. Sevilla. Sala II. Procede del Monasterio de San Isidoro del campo tras
la desamortización de 1845
Díptico de la Anunciación y la Visitación. Coffermans,
Marcelo. Hacia 1570. Óleo sobre tabla. 51,50
x 33 cm. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala II. Donación de D. Rafael González
Abreu (1928)
Anunciación. Murillo, Bartolomé Esteban. 1665-1666. Óleo
sobre lienzo. 321 x 218 c. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala V. Procede de
la Iglesia del Convento de Capuchinos
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