ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA
Retablo cerámico de la Virgen de los Dolores. Hermandad de los Servitas.
La sencilla puerta de la capilla fue ampliada en 1969, sobre
ella hay un azulejo de la Virgen de los Dolores.
Azulejo de la Virgen de los Dolores
A lo largo de
más de tres siglos de historia, la corporación de los Servitas ha atravesado
numerosas vicisitudes, incluida la pérdida de una parte importante de su
patrimonio artístico. Sin embargo, existe un bien singular que ha perdurado
intacto, que es la representación en azulejos de la Virgen de los Dolores,
situada sobre la puerta principal de su capilla en la calle Siete Dolores de
Nuestra Señora.
Según el
investigador Martínez Amores, esta pieza es una de las más notables dentro de
su género en Sevilla, destacando por su antigüedad, dimensiones, calidad
artística e iconografía. Pese a ello, permanece relativamente desconocida,
probablemente debido a su ubicación, pues al estar colocada a considerable
altura y en una calle estrecha, dificulta su apreciación directa. Esta
circunstancia, paradójicamente, podría haber contribuido a su conservación,
especialmente durante la retirada general de símbolos religiosos en las calles
durante las últimas décadas del siglo XIX.
Junto con el
retablo de Jesús Nazareno de la Hermandad de la O, esta obra figura entre los
retablos cerámicos más antiguos conservados por corporaciones penitenciales de
Sevilla, aunque en el caso de los Servitas, en sus orígenes, se trataba de una
orden tercera.
El retablo está
compuesto por 120 losetas vidriadas, de autor anónimo, aunque por sus
características estilísticas se atribuye con seguridad a uno de los talleres
cerámicos trianeros de la época, semejante a otros ejemplos de devoción popular
en la región.
Enmarcada por
una orla barroca que simula un cuadro, con abundantes roleos decorativos, la
escena central presenta a la Virgen de los Dolores en pie, sin la figura de
Cristo en su regazo. Viste el hábito de la Orden, con un escapulario que le cae
del pecho hasta las rodillas, y lleva siete espadas clavadas en el pecho,
símbolo de sus dolores. La corona, la ráfaga rematada por una cruz patriarcal,
la luna a sus pies y el escabel de nubes en que se eleva contribuyen a su
representación glorificada.
Cuatro ángeles rodean la imagen portando símbolos tanto de la Pasión (el haz de varas, la corona de espinas, los clavos y la lanza) como propios de la Orden Servita (el escapulario y la corona dolorosa).
Detalle de ángel
En un plano
inferior aparecen arrodillados los santos patronos de las órdenes tercera
masculina y femenina de los Siervos de María: San Felipe Benicio (ver) y Santa
Juliana de Falconieri (ver), quienes reciben de la Virgen sendos escapularios.
San Felipe Benicio
Santa
Juliana de Falconieri
Entre
ambas figuras se lee el texto en latín del Salmo 79: "Respice de caelo et vide, et visita vineam
istam"
("Mira desde el cielo, fíjate y visita esta viña"), una frase
escogida como alegoría de la Orden, entendida como viña del Señor, bajo la
protección de la Virgen de los Dolores.
"Respice de caelo et vide, et visita vineam istam"
Originalmente, el retablo estuvo iluminado por una lámpara de aceite izada mediante un pescante con carrucha, cuyo herraje aún se conserva en la parte superior. En la actualidad, un tubo fluorescente oculto en la parte inferior proporciona iluminación nocturna sin interferir con la estética de la obra.
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