domingo, 8 de junio de 2025

 ALGUNAS CURIOSIDADES DE SEVILLA

Retablo cerámico de la Virgen de los Dolores. Hermandad de los Servitas.

La sencilla puerta de la capilla fue ampliada en 1969, sobre ella hay un azulejo de la Virgen de los Dolores.

Azulejo de la Virgen de los Dolores

A lo largo de más de tres siglos de historia, la corporación de los Servitas ha atravesado numerosas vicisitudes, incluida la pérdida de una parte importante de su patrimonio artístico. Sin embargo, existe un bien singular que ha perdurado intacto, que es la representación en azulejos de la Virgen de los Dolores, situada sobre la puerta principal de su capilla en la calle Siete Dolores de Nuestra Señora.

Según el investigador Martínez Amores, esta pieza es una de las más notables dentro de su género en Sevilla, destacando por su antigüedad, dimensiones, calidad artística e iconografía. Pese a ello, permanece relativamente desconocida, probablemente debido a su ubicación, pues al estar colocada a considerable altura y en una calle estrecha, dificulta su apreciación directa. Esta circunstancia, paradójicamente, podría haber contribuido a su conservación, especialmente durante la retirada general de símbolos religiosos en las calles durante las últimas décadas del siglo XIX.

Junto con el retablo de Jesús Nazareno de la Hermandad de la O, esta obra figura entre los retablos cerámicos más antiguos conservados por corporaciones penitenciales de Sevilla, aunque en el caso de los Servitas, en sus orígenes, se trataba de una orden tercera.

El retablo está compuesto por 120 losetas vidriadas, de autor anónimo, aunque por sus características estilísticas se atribuye con seguridad a uno de los talleres cerámicos trianeros de la época, semejante a otros ejemplos de devoción popular en la región.

Enmarcada por una orla barroca que simula un cuadro, con abundantes roleos decorativos, la escena central presenta a la Virgen de los Dolores en pie, sin la figura de Cristo en su regazo. Viste el hábito de la Orden, con un escapulario que le cae del pecho hasta las rodillas, y lleva siete espadas clavadas en el pecho, símbolo de sus dolores. La corona, la ráfaga rematada por una cruz patriarcal, la luna a sus pies y el escabel de nubes en que se eleva contribuyen a su representación glorificada.

Detalle
Detalle

Cuatro ángeles rodean la imagen portando símbolos tanto de la Pasión (el haz de varas, la corona de espinas, los clavos y la lanza) como propios de la Orden Servita (el escapulario y la corona dolorosa). 

Detalle de ángel

Detalle de ángel
Detalle de ángel
Detalle de ángel

En un plano inferior aparecen arrodillados los santos patronos de las órdenes tercera masculina y femenina de los Siervos de María: San Felipe Benicio (ver) y Santa Juliana de Falconieri (ver), quienes reciben de la Virgen sendos escapularios.

San Felipe Benicio

Santa Juliana de Falconieri


Entre ambas figuras se lee el texto en latín del Salmo 79: "Respice de caelo et vide, et visita vineam istam" ("Mira desde el cielo, fíjate y visita esta viña"), una frase escogida como alegoría de la Orden, entendida como viña del Señor, bajo la protección de la Virgen de los Dolores.

"Respice de caelo et vide, et visita vineam istam"


Originalmente, el retablo estuvo iluminado por una lámpara de aceite izada mediante un pescante con carrucha, cuyo herraje aún se conserva en la parte superior. En la actualidad, un tubo fluorescente oculto en la parte inferior proporciona iluminación nocturna sin interferir con la estética de la obra.

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