ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA
Federico Carlos Gravina .
Federico Carlos
Gravina y Napoli nació en Palermo, Sicilia, en 1756, dentro de una familia
vinculada a la alta nobleza. Su padre, Juan Gravina y Moncada, ostentaba los
títulos de príncipe de Montevago y duque de San Miguel; su madre, Leonor Napoli
y Monteaporto, era hija del príncipe de Resuttano. Ambos pertenecían a familias
reconocidas como grandes de España.
Federico Gravina. Anónimo. Museo
Naval de Madrid (ver) (CC BY 3.0)
En 1759,
cuando Federico tenía apenas tres años, su padre acompañó al futuro Carlos III,
entonces monarca de Nápoles, en el viaje que lo llevó a ocupar el trono
español. Tras la separación de las coronas española y napolitana, los Gravina
solicitaron conservar la nacionalidad española, petición que fue aceptada.
Hasta
los diecinueve años se formó en el colegio Clementino de Roma, institución
fundada por el papa Clemente VIII para la educación de jóvenes de linaje noble
procedentes de toda Europa. Allí estuvo bajo la dirección del padre Antonmaria
di Lugo.
Federico Carlos Gravina y Napoli. 1786-1806.
Biblioteca Nacional de España (ver) (CC BY 3.0)
El duque
de Santa Elisabetta, tío de Federico y embajador napolitano en Madrid, gestionó
para él el ingreso en la Real Armada Española. El 18 de diciembre de 1775
comenzó su carrera como guardiamarina. Tras aprobar Maniobra, fue promovido a
alférez de fragata en 1776 y ese mismo año partió hacia América para participar
en los conflictos territoriales con Portugal.
En 1777
sobrevivió de manera casi prodigiosa al encallar su navío en el estuario del
Río de la Plata, en el llamado “banco del inglés”, accidente en el que pereció
la mayor parte de la dotación. Regresó a España en 1778, fue ascendido a
alférez de navío y destinado a jabeques empleados en la persecución de piratas
argelinos.
Con el
grado de teniente de fragata recibió su primer mando, el jabeque San Luis, con
el que intervino en el bloqueo de Gibraltar.
En 1779,
tras la firma del tratado ofensivo-defensivo con Francia, España declaró la
guerra a Inglaterra con la esperanza de recuperar Gibraltar y Menorca. El
desempeño de Gravina, que consiguió capturar buques de mayor porte que el suyo,
lo llevó a ascender a teniente de navío y a asumir la jefatura del Apostadero
de la
bahía Algeciras
en 1780.
Posteriormente
participó en la expedición para recuperar Menorca —entonces bajo dominio
británico— y destacó en el asedio del fuerte de San Felipe. Tras nuevas
operaciones en torno a Gibraltar, su carrera continuó avanzando hasta alcanzar
el empleo de capitán de navío. De vuelta en el Apostadero de Algeciras, y ya
como capitán de fragata, retomó el mando del San Luis.
El 3 de
septiembre de 1783 se firmó la paz entre España e Inglaterra, lo que implicó el
fin del bloqueo de Gibraltar, objetivo principal de la campaña y que no llegó a
cumplirse.
En 1785
Gravina recibió el mando de la escuadra destinada a la costa argelina, donde
destacó por su actividad constante y logró rechazar a las fuerzas rivales.
En 1788
condujo a Constantinopla al embajador Yusuf Efendi, aprovechando la estancia
para realizar observaciones astronómicas que contribuyeron a la revisión y
elaboración de nuevas cartas náuticas.
Con su
ascenso a brigadier se le confió la fragata Paz y la misión de trasladar a
Cartagena de Indias al recién nombrado virrey Joaquín Cañaveral.
Promovido a
jefe de escuadra, fue enviado en 1792 a visitar los arsenales de las
principales potencias marítimas del norte de Europa, con el propósito de reunir
información para modernizar los españoles.
La caída de la
monarquía en Francia y la guerra desatada por las potencias europeas
sorprendieron a Gravina en Portsmouth, desde donde regresó apresuradamente a
España a comienzos de 1793.
El 7 de marzo
de ese año, la Convención francesa declaró la guerra a España, que se alió
entonces con el Reino Unido. En este conflicto Gravina dirigió operaciones
destacadas, como la toma del fuerte de La Masque y las posiciones de Mont
Faron. Resultó gravemente herido en una pierna y, como reconocimiento a su
valor, fue ascendido a teniente general y puesto al mando de las tropas en
Tolón.
Los cambios
políticos condujeron a la firma del tratado de San Ildefonso el 18 de agosto de
1796, por el que España se alió con Francia en su nueva guerra contra
Inglaterra.
Años después,
el 8 de julio de 1804, Gravina presentó sus credenciales como embajador en la
corte de Napoleón, y se esforzó por mantener la neutralidad española tras el
estallido del conflicto franco-británico.
Cuando
las hostilidades con Gran Bretaña se hicieron inevitables, Gravina regresó a
Cádiz para hacerse cargo de la escuadra española. El 20 de octubre de 1805 la
flota combinada partió del puerto y al día siguiente se enfrentó a la inglesa
en la batalla de Trafalgar. Allí Gravina sufrió heridas de extrema gravedad y
perdió un brazo; estas lesiones fueron debilitándolo hasta provocar su muerte
el 9 de mayo de 1806, a los 49 años, en su casa de Cádiz.
Fue enterrado en la iglesia del Carmen y, desde el 28
de abril de 1883, durante el reinado de Alfonso XII, sus restos reposan en el
Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.
Federico Gravina llegó a ostentar la máxima dignidad de la Armada al ser nombrado capitán general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario