viernes, 26 de diciembre de 2025

AREA DE SANTA CRUZ

Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de las Misericordias, Santa María de la Antigua y Nuestra Señora de los Dolores. 

La Hermandad tiene su origen en las inquietudes piadosas de un grupo de fieles especialmente vinculados a la devoción al Cristo de las Misericordias, imagen perteneciente a la Hermandad Sacramental y venerada en la Iglesia Parroquial de Santa Cruz. Fruto de ese fervor colectivo, la corporación ve aprobadas sus primeras Reglas el 13 de septiembre de 1904, durante el pontificado del cardenal Marcelo Spínola.

El primer Hermano Mayor fue don Francisco Pacheco y Núñez del Prado, celebrándose el primer Cabildo el 25 de octubre de ese mismo año. Las Reglas fijaban la salida procesional en la tarde del Martes Santo, realizándose la primera estación de penitencia el 18 de abril de 1905. En aquella ocasión, la cofradía partió desde la Iglesia Conventual de Madre de Dios, en la calle San José, debido a que el paso prestado para la procesión —el del Duelo de la Hermandad del Santo Entierro— no podía franquear la puerta del templo parroquial de Santa Cruz.

En su estreno procesional, la cofradía contó con un único paso que representaba el Calvario. En él figuraban el Cristo de las Misericordias, la Virgen de los Dolores, obra de Emilio Pizarro —actualmente venerada bajo la advocación de Santa María de la Antigua—, abrazada al madero de la cruz, así como la imagen de San Juan Evangelista y las tres Marías. Al año siguiente, en 1906, se utilizó un segundo paso, cedido por los Padres Escolapios, que anteriormente había servido para la procesión de San José de Calasanz.

Las dificultades económicas impidieron realizar estación de penitencia en 1909, aunque la salida se restableció en la Semana Santa de 1910 y volvió a repetirse en 1911, tras la restauración y reducción de dimensiones del paso del Señor del Silencio, adquirido a la Hermandad de la Amargura. Ese mismo año falleció el Hermano Mayor, don Francisco Pacheco y Núñez del Prado, lo que marcó el inicio de un acusado periodo de decadencia que llevó a la corporación a una situación cercana a su desaparición.

En 1917, un grupo de feligreses, encabezados por el sacerdote don José Sebastián y Bandarán, impulsó la reorganización de la Hermandad con el propósito de devolverla a la vida activa y recuperar su presencia en la Semana Santa. Fruto de este esfuerzo, en 1920 y 1921 procesionó junto al Cristo de las Misericordias la imagen de la Virgen de la Antigua Siete Dolores y Compasión, procedente de una hermandad extinguida y que se hallaba sin culto en la Parroquia de la Magdalena. Esta Dolorosa, obra también de Emilio Pizarro y fechada en 1905, procesionaba arrodillada a los pies del Crucificado, situada en la delantera del paso y con la mirada dirigida al frente.

El Martes Santo de 1922 se estrenó un nuevo paso para el Cristo de las Misericordias. El diseño fue encargado al arquitecto Aníbal González Álvarez-Ossorio, mientras que la dirección de los trabajos recayó en su hijo Cayetano González Gómez. La talla y ebanistería fueron realizadas por Manuel Casana, hermano de Santa Cruz; los faldones fueron confeccionados por los hijos de Miguel Olmo y los candelabros de forja salieron del taller de Magdalena y Compañía.

Coincidiendo con el estreno de las nuevas andas, se incorporó al conjunto una nueva imagen de la Virgen Dolorosa, cedida por el feligrés de Santa Cruz don Fernando Ybarra Llorente. Esta escultura, atribuida por algunos autores a Blas Molner (ver) y por otros a José Montes de Oca (ver), procesionó colocada en la parte delantera del paso, de espaldas al Crucificado.

A partir de 1922 puede hablarse de una etapa de consolidación para la Hermandad, que, con los altibajos propios de cualquier institución, vivió en general momentos de estabilidad y esplendor. Superó sin especiales contratiempos los difíciles años de la Segunda República, la Guerra Civil y la posguerra, manteniendo su actividad y su presencia en la Semana Santa sevillana.

En 1957 regresó definitivamente a la Hermandad la imagen de la Dolorosa que había sido cedida en 1922 por don Fernando Ybarra Llorente, quien la donó en propiedad. Este hecho supuso que la primitiva Dolorosa de Pizarro pasara a guardarse en dependencias parroquiales, convirtiéndose en titular la imagen que hasta entonces había recibido culto en un oratorio privado de la vivienda del señor Ybarra

En 1966 la corporación se fusionó con la Hermandad Sacramental y Nuestra Señora de la Paz. En esos años se afianzó también la vida corporativa con hitos como la instauración del Vía Crucis del Cristo de las Misericordias por las calles del barrio, celebrado por primera vez en 1971, y la adquisición de la primera Casa de Hermandad en 1968.

En la Semana Santa de 1965 procesionó por primera vez el paso de palio de la Virgen. La orfebrería fue realizada por Emilio García Armenta, con excepción de la candelería, obra de los Talleres Angulo, mientras que los bordados correspondieron a Guillermo Carrasquilla. No obstante, la disposición arrodillada de la Dolorosa, atribuida a Molner, resultaba poco adecuada para este tipo de paso. Por ello, el escultor Juan Abascal Fuentes llevó a cabo en 1963 una profunda intervención que alteró de forma sustancial la imagen.

La Virgen procesionó bajo palio en los Martes Santo de 1965 y 1966, aunque la transformación fue tan profunda que apenas se conservó la mascarilla original. Abascal modificó la postura arrodillada y la expresión primitiva, tallando una nueva cabeza y nuevas manos. Esta reforma no fue bien recibida por el conjunto de la Hermandad, lo que llevó a la Junta de Gobierno a decidir la búsqueda de una nueva Dolorosa.

La solución llegó con la imagen realizada por Antonio Eslava Rubio (ver), bendecida el 25 de octubre de 1976, que se convertiría en la nueva titular mariana. La Dolorosa intervenida por Abascal fue cedida a la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración de Bonares, en la provincia de Huelva, donde recibe culto bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario.

Paso del Crucificado

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